Columna política

viernes, 9 de agosto de 2013 00:00
viernes, 9 de agosto de 2013 00:00

En medio del furor de la campaña, fueron muchas las veces -por no decir todas- en las que los discursos giraron alrededor de la obra pública. Por un lado, el último gobernador radical y hoy precandidato al Congreso, Eduardo Brizuela del Moral, cargó sin descanso contra la gestión peronista por inaugurar edificios que él inició. Y del otro lado, la administración que encabeza Lucía Corpacci, más allá de logros enteramente propios como el “loop” gasífero ejecutado en menos de un año, argumentó que era su obligación institucional y política culminar trabajos que el exmandatario había dejado a medio hacer. Ahora, gracias a una investigación de Fiscalía de Estado, se tiene una idea concreta de la pobre performance brizuelista en materia de infraestructura: de un total de 77 obras que el FCyS legó al FPV-PJ, 31 tenían menos del 40% de ejecución, y 7 directamente el cero por ciento.

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En una entrevista que concedió ayer a Radio Valle Viejo, Corpacci hizo referencia a este tema y se mostró sorprendida por cómo el gobierno de Brizuela, que tuvo a disposición tantos recursos económicos (regalías mineras y sojeras, coparticipación altísima, fondos especiales) no había podido finalizar a lo largo de ocho años obras que eran vitales para la gente. Puso por ejemplo lo que sucedía con los servicios, cuya desinversión dejó al borde del colapso las redes de agua potable y energía eléctrica, y el hecho que no se autorizaran desde hace más de seis años conexiones de gas. También habló de la nueva sede de OSEP, que era, cuando la recibió, “cáscara sin contenido”.

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En este sentido, consideró que lo que se fue habilitando, como el centro para tratar adicciones y la casa definitiva de la obra social provincial, ya constituyen “obras emblemáticas de los catamarqueños” -según definió- porque “tienen un efecto positivo y concreto para la gente, que es lo que siempre debería haber ocurrido”.

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