¡Estudiantes! Alcemos la bandera / que ilustraron los próceres de ayer, / y florezca a sus pies la primavera / del amor renovado en nuestro ser. / ¡Y echen a vuelo el nombre de estudiantes en bronces de romántica emoción / los que lo son, los que lo fueron antes / los que, por suerte, tienen de estudiantes / para toda la vida el corazón!
Varias promociones cantaron este tema de Francisco García Jiménez con música de Ernesto César Galeano y Carlos Vicente Guastavino, y esos versos estarán grabados en su memoria, aunque no siempre plasmados en sus vidas.
Tener el corazón de estudiante para toda la vida, es un desafío que no muchos están dispuestos a asumir. Esto implica abrigar una actitud de esperanza que no decae, deseos de aprender cada día algo nuevo, jamás decir, ya tengo tantos años, aquí me planto, no me esfuerzo más.
El estudio, la lectura, la investigación, la práctica de deportes y el esparcimiento alejado de las bebidas alcohólicas lograrán prolongar ese espíritu rebelde, optimista y constructivo que podrían considerarse atributos propios de los jóvenes. De lo contrario, en un abrir y cerrar de ojos habrán perdido la lucidez, el brillo, el encanto que en un momento de la vida parecían eternos.
En los años jóvenes no se tiene del todo conciencia de que el tiempo pasa más rápido y que lo que pareció tan importante puede dejar de serlo. Si en todas las épocas la juventud por naturaleza poco ha pensado en el porvenir, mucho más se da ahora cuando reina la cultura de la imagen y los mensajes cortos. En este contexto, a las chicas y muchachos se les hace más difícil el esfuerzo y la perseverancia. Esperamos que no se dejen vencer por el facilismo y les auguramos un muy feliz día.
Sea que tengan pocos o muchos años, que los anime siempre el empuje y la esperanza.