Modelo de médico

martes, 12 de agosto de 2014 00:00
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“Fue un espíritu severo pero comprensivo -esa aparente dualidad que los muchachos necesitan para salir adelante-, con esa sabiduría sobre la vida y sobre la muerte que nos enseña a seguir luchando en un mundo atroz, en que se han desmoronado todas las ideologías y en que hay que volver a los grandes ideales que tienen la duración de la especie humana: la libertad, la justicia, la lucha por los pobres y los pueblos oprimidos, la defensa de las razas perseguidas, la esperanza en plena desesperación, la fe en la destinación del ser humano”. El texto corresponde a una carta que Ernesto Sábato dedicó a Florencio Escardó el 3 de setiembre de 1992, tres días después de la muerte del pediatra reconocido popularmente por sus crónicas que, con humor e ironía, publicaba bajo el seudónimo de Piolín de Macramé.
Escardó luchó toda su vida por una medicina al servicio de la gente. En varias oportunidades se definió como “un becario de la comunidad, porque a mí el país me ha pagado los estudios desde el primario a la formación de posgrado”. Fue socialista, pero su militancia no fue política en el sentido tradicional, tal vez porque eligió defender a aquellos que no siempre cuentan en las elecciones: los niños. En 1950 logró lo que luego consideraría una de sus mayores victorias: que una sala del Hospital de Niños de Buenos Aires fuese la primera en admitir a las madres junto a sus chicos internados. En los años 30 había publicado su primer libro, Siluetas descoloridas, en el que mostró lo que sentía respecto de la crueldad de la vida hospitalaria. A los 22 años y recién recibido ingresó como médico en las salas de la antigua Casa Cuna; en sus guardias pudo ver a 640 chicos, solos y enfermos. “Se morían de soledad, era el hogar de los niños abandonados, arriba de las camas de los pacientes había un aparato mecánico que sostenía la mamadera, el chico que alcanzaba con sus bracitos hasta el aparato tomaba la leche, los otros no”.
La dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976 lo echó de su cátedra de pediatría y del Hospital de Niños, lo que luego recordaría como “un exilio terrible”.
En este mes dedicado a los niños, el ejercicio de la memoria nos lleva a recordar a este extraordinario médico pediatra que tanto hizo por los más pequeños, especialmente los pobres y sufrientes, en el día del 110º aniversario de su nacimiento.

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