Apuntes del Secretario

jueves, 26 de octubre de 2017 00:03
jueves, 26 de octubre de 2017 00:03

Sin novedades y confirmando las cifras electorales que deparó la jornada del 22 de octubre, finalizó ayer el escrutinio de una elección que, muy pronto, comenzará a ser historia. El Frente Justicialista para la Victoria, aparte de numérico, fue el ganador estratégico. Se llevó dos de las tres bancas nacionales, once diputaciones provinciales sobre un total de veintiuna que se ponían en juego y seis de las ocho senadurías departamentales. A partir de allí se produjo un reparto más o menos equitativo de las concejalías y, en la Capital, por cifras apretadas, el peronismo consiguió cuatro de las siete bancas. Para el Frente Cívico quedó una diputación nacional, nueve diputaciones, dos senadurías y tres concejalías de Capital. Entre los cargos principales, el único que sacó provecho al margen de los rivales tradicionales, fue el dirigente Hugo “El Grillo” Ávila, electo diputado provincial. Las asunciones, tanto aquí como en la Nación, se efectivizarán desde fines de noviembre, aunque oficialmente el mandato comienza el 10 de diciembre.

En el Gobierno hubo un análisis sesgado de la elección. La Gobernadora, junto a sus principales colaboradores, valoró la victoria por encima del promocionado análisis, que no fue tal. Ninguno de los presentes en el cónclave del pasado martes se animó a decir la verdad sobre la ostensible disminución de votos respecto a las Primarias. Nadie habló del desgaste que sufren varios funcionarios, algunos de los cuales, en el convencimiento de que el partido estaba ganado de antemano, optaron por mirar la película desde una cómoda platea. Esta situación fue muy parecida al comportamiento que tenían los funcionarios de Brizuela del Moral en los dos últimos años de gestión. No atendían a la gente y, a viva voz, solían señalar que tenían tanta instalación en el seno de la sociedad que ni siquiera necesitaban publicidad por lo que, erróneamente, se aprestaban a revalidar “20 años más de Frente Cívico”. Así les fue.

También hubo voces de autoconvencimiento cuando aludieron a la ola amarilla. Su influencia, de acuerdo a encuestas que existen sobre la imagen del Gobierno nacional, pudo haber sido mínima o impulsada por una inyección de recursos económicos, que no aplicaron en las PASO. En más, fue un fenómeno local. Así como la lista radical era un espanto con las llamadas “reelecciones eternas” (Marita Colombo, “Gato” Luna, Rubén Herrera y Brizuela del Moral), la peronista finalmente no convenció, por la que fue bien “tijereteada” en diferentes puntos de la provincia, especialmente en Capital y Santa María. Salvo excepciones, sus integrantes no resaltaron por su capacidad legislativa o niveles de cultura general, aparte que ninguno se mostró en campaña como una esperanza de producir verdaderas transformaciones para Catamarca. Por último, quedó la impresión que prácticamente ninguno fue sometido a algún análisis de imagen pública, por lo que toda la carga de captación de las voluntades ciudadanas corrió por cuenta de la doctora Lucía Corpacci.

Los casos más notorios sobre fallidas postulaciones tienen que ver con Marcelo Cordero (Paclín) y Aldo Contreras (Ancasti), los dos senadores provinciales que iban por la reelección y terminaron mordiendo el polvo de la derrota. Cualquier medición de imagen del primero, hasta la más doméstica, hubiera determinado que no debía ser candidato. No lo decimos ahora que los resultados están puestos. Lo advertimos en los preliminares del cierre de listas. Quienes conocen Paclín aseguran que el joven Cordero “no convence a nadie”, ni siquiera a sus coterráneos de Balcozna, una villa veraniega que parece un pueblo en extinción. El principal responsable del “olvido y soledad”, sin embargo, no es Cordero, sino el intendente Orlando Savio que, queriendo o no, gobierna para La Merced y sus aledaños, donde naturalmente tiene el capital electoral. Sin embargo, Cordero hizo poco y nada durante los últimos cuatro años y, sobre la hora, con reuniones  y alguna inauguración tardía, pretendió cambiar el rumbo del electorado. Ya era tarde. Con su inacción le sirvió la banca a “Toti” Noriega que, ojalá, tenga una gestión distinta y piense más allá de la cabecera departamental. No sólo Balcozna es una población librada a su suerte. También lo son los pueblos que, a partir de El Portezuelo, se levantan a la vera de la ruta nacional 38. Lo de Contreras, en Ancasti, fue un símil. Si en cuatro años no hizo nada, era casi imposible que el pueblo lo vaya a premiar con otro período. Aparte, siete días antes de competir pareció tirar la toalla cuando, después de la elección de intendente, afirmó que la senaduría estaba prácticamente perdida. Con ese espíritu de lucha, poco podía esperarse.

Independientemente de las candidaturas y de la pasión ausente para enfrentar una elección, en el oficialismo hubo otros problemas. Las internas y las internillas. Algunas nacieron con las PASO y allí están involucrados altos funcionarios a los que, increíblemente, les pareció bueno “hacer la plancha” como forma de vendetta. “No vaya a ser cosa que estas conductas se les vuelva en contra en el futuro”, escuchamos decir a un avezado peronólogo. En relación a la interna hay que hablar de la que está públicamente confesada por parte de la llamada renovación, que incluye como principales referentes a Fernando Jalil, Jorge Moreno y Dalmacio Mera. Como lo dijimos no menos de tres veces en esta columna, ellos iban a hacer todo lo posible por favorecer al Frente Cívico (votaron, de hecho, la interpelación al ministro y ahora senador electo, Raúl Chico), lo que reconoció nada menos que el senador Oscar Castillo cuando, al referirse al triunfo en Ancasti, agradeció la “ayuda ajena”. En la elección propiamente dicha, aparte de “patear en contra del arco del gobierno”, la llamada renovación ayudó a la consagración como diputado de Hugo Ávila, beneficiario directo de un enfrentamiento que se profundizó en los últimos cuatro meses.

Los méritos de Ávila para llegar a su objetivo, claramente, son indiscutidos. El hombre tomó el desafío, caminó la provincia, hizo militancia de base y pidió apoyos. Le faltaban unos 4.000 votos respecto a su haber de las PASO y los consiguió con sólo tres departamentos: Capital, Santa María y Valle Viejo. En todos, el oficialismo perdió votos, como lo aseguró Chico en relación a los Valles calchaquíes. Casualidad o no, son lugares en los que la llamada renovación tiene dirigencia activa. Sin embargo, voceros del sector aseguraron que ellos quieren arreglar con el Gobierno, pero lo quieren hacer “ahora o nunca”, lo que significa facturar ya por compromisos futuros, como puede ser la elección de las autoridades de la cámara baja. La respuesta, en orden al inminente viaje de Lucía a tierras oceánicas, por lo menos se postergaría.

Volviendo a la ratificación de Hugo Ávila como diputado, El Ancasti entró en una nueva contradicción. Destacó la gestión del dirigente tinogasteño y su capacidad para reconvertirse, pero omitió expresamente explicar cómo surgió su candidatura, bajo la sigla de Unidad Ciudadana, o sea kirchnerismo en estado puro. Como se cansó de postular que la diputada Verónica Mercado representaba a los intereses espurios de Santa Cruz, se esperaba que en esta ocasión destacara su trabajo de permitir el ascenso de Ávila porque, en homenaje a la verdad, fue ella la que consiguió la autorización para tomar parte de la reciente elección. ¿O, acaso, no fue así?

Se vienen tiempos de ajuste. En el entorno de Mauricio Macri, apenas terminada la elección, se comenzó a estudiar el plan de reducir el impresionante déficit fiscal que tiene el país y que, al ritmo del electoralismo, ha crecido en el último año. De esta manera, el lunes venidero, el jefe de Estado se reunirá con empresarios, sindicalistas, gobernadores y economistas para lanzar los primeros anuncios sobre reformas que, aún con una buena dosis de realismo, pueden resultar dolorosas. A propósito de la cumbre, aclaramos que no estará presente la gobernadora ya que, ese mismo día, participará en Australia de las jornadas sobre minería. Seguramente la reemplazará el ministro de Economía, Ricardo Aredes, que oportunamente la anoticiará del temario del día 8 de noviembre cuando, exclusivamente, se reunirán con el presidente los 24 mandatarios argentinos.

En cuanto al ajuste propiamente dicho, algunos medios adelantaron que en el caso de las provincias, a partir del 1 de enero, se controlaría estrictamente el nombramiento de empleados públicos y que, en ese sentido, se establecería un sistema de premios y castigos que tendrá que ver con los envíos de dinero. Aparte, se reformaría el sistema impositivo y se acordarían otros cambios que impedirían el endeudamiento. En ese sentido, Catamarca tiene ventajas comparativas porque, en relación a otras, no está endeudada y tiene las cuentas en orden, por lo que ha sido colocada en una muy buena posición en el ranking de transparencia fiscal.

RECUERDOS NO LEJANOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” con el repaso de acontecimiento del pasado.
En la segunda quincena de octubre de 1992, el PEN, ejercido por don Arnoldo Castillo, acordaba el adelantamiento de los relojes en una hora. Supuestamente, la medida iba a ahorrar energía y se repetía en la Capital Federal, Jujuy, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. Al poco tiempo, frente al evidente fracaso, la Nación resolvió un horario único para todo el país.

También hace 25 años, en octubre, se producían asunciones de funcionarios. El contador público Edgardo Hernando juraba como subsecretario de Finanzas y, en la OSEP, hacía lo propio el abogado Héctor Camji. Reemplazaban en iguales funciones a Luis Montenegro y Alberto Filippin, respectivamente. De la ceremonia, aparte del gobernador, participaron los ministros Aldo Sarquís (Economía) y Guillermo Herrera (ministro).


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