Apuntes del Secretario

martes, 14 de noviembre de 2017 00:00
martes, 14 de noviembre de 2017 00:00

Como se preveía, las pujas políticas no iban a terminar con la elección del 22 de octubre pasado. Siguen y ahora apuntan al futuro. Por lo pronto, la contienda más cercana será, en menos 30 días, en la cámara de Diputados. Con los electos en sus bancas, la nueva composición debe nominar las autoridades, por las cuales bregan todos y cada uno: el gobierno, un sector peronista disidente, el castillismo, el PRO y fracciones radicales que no aceptarían el mandato vertical de los viejos caciques. Con semejante panorama, por lo pronto, bien podríamos decir que la cuestión parece ser una lotería en medio del laberinto de negociaciones. Quien logre reunir los 21 votos –el cuerpo se integra con 41 diputados- se quedará con la presidencia y, posiblemente, con el triunfo político de una partida que, en cualquier variante, dejará ganadores y perdedores.

De acuerdo a cómo se acomodan los actores, la llamada renovación peronista –con seis miembros y el posible refuerzo del electo Hugo “El Grillo” Ávila- busca la presidencia. La quiere para el poderoso empresario multirrubros Fernando Jalil. Para ello mantiene fluidos contactos con el castillismo y, por ejemplo, el titular de la Unión Cívica Radical, Luis Lobo Vergara, no se cansa de postular que el acuerdo sería muy conveniente. Sin embargo, desde este mismo grupo de rebeldes a la conducción provincial, se busca llegar a un acuerdo con el gobierno, el que podría lograrse en la medida que cedan la presidencia a cambio de puestos en el Ejecutivo o cualquier arreglo alternativo. En resumen, se trata de un juego “a dos puntas”, que si lo ganan los rebeldes les reportará enorme poder, mucho más si el que cede es el gobierno, que quedaría marcado como permeable a las extorsiones. Una situación no contemplada, o no comunicada como posible, tiene que ver con eventuales acuerdos del gobierno de Lucía Corpacci con autoridades nacionales. Por allí se podría construir un puente que una al gobierno con Cambiemos, no con el castillismo. Esto se visualiza como posible porque la Casa Rosada, a través de voceros oficiosos, quiere dejar de lado a los viejos caudillos –se sabe que tanto Brizuela del Moral como Castillo no alientan ninguna chance de triunfo- y propone un cambio de verdad.

Independiente de las autoridades legislativas –en el Senado se descuenta que impondrá condiciones el gobierno a favor de Solá Jais, Raúl Chico o el “profe” Vera-, algunos le apuntan a 2019, instancia en la se jugará el poder real. O sea la gobernación. En esa dirección, durante el fin de semana, se expresó Roberto Gómez, quien viene de cumplir una actuación excepcional en las Primarias de agosto pasado. Recordemos que le discutió la candidatura a diputado nacional a un peso pesado como Brizuela del Moral y, para sorpresa de muchos, le arrancó nada menos que el 40% de los votos. Tras un tiempo de prudente silencio y, a propósito de candidaturas, Gómez dejó una enigmática frase: “Algunos radicales quieren imponer candidatos, son las viejas prácticas políticas”. Sin embargo, los que saben hacer lecturas entre líneas o los que están cerca del médico devenido en político, indican que el mensaje tiene como destinatario al castillismo, al que acusa de estar detrás de proponer como candidato de Cambiemos a Raúl Jalil. Sobre esta alusión algo hay, pero se nos ocurre que lo único que podría alumbrar la posibilidad es que el mismísimo Mauricio Macri le levante la mano al actual intendente de la Capital.

Así como a nivel provincial está en discusión la cámara de Diputados, en algunos departamentos hay pujas por el cambio de autoridades en los concejos deliberantes. Uno de ellos es Andalgalá, donde Alejandro Páez comenzará a transitar sus últimos dos años como intendente. En lo que atañe al cuerpo deliberativo, la presidencia está en discusión. Por cierto será quien designe Páez, que cuenta con amplia mayoría e, inclusive, tiene el apoyo de peronistas como Juan Guerrero y Gustavo Álvarez. Es posible, por lo que se sabe, que en lugar de José Luis Olaz, aunque haya sido reelegido, vaya José Luis Cativa –conductor desde las sombras y posible candidato a intendente en 2019- o Ivanna del Valle Flores, la esposa de Páez. La vicepresidencia sería para el bloque del Frente Justicialista para la Victoria –así se llama ahora- en la figura de Gustavo Álvarez. Este último, con Juan Guerrero, no tendría demasiado en cuenta al recientemente electo Ángel Sebastián Almada, de quien se especula que podría formar bloque aparte por no estar de acuerdo con el apoyo que sus compañeros tributan al intendente.

Donde se descuenta que no habrá grandes variantes será en la villa de Pomán, Los Altos y en los distritos capayenses de Huillapima y Chumbicha, donde ratificaron su condición de ganadores los intendentes Francisco Gordillo, Rafael Olveira, Omar Soria y Alfredo Hoffman, respectivamente. Serán ellos los que definan las nuevas autoridades. Por su parte, Daniel Ríos (Belén) y Orlando Savio (Paclín) volverán a tener mayoría en el CD, donde hasta ahora mandaban los peronistas. Otra derrota peronista que tendrá consecuencias será la de Fray Mamerto Esquiú, donde el diputado Humberto Valdez se abrió camino para intentar volver a la intendencia en 2019. Algo parecido a esto último, pero al revés, ocurrió en Recreo, donde el intendente radical Roberto Herrera fue superado por el peronismo, lo que le abre camino para recuperar el control legislativo. En Tinogasta y Fiambalá, por último, los que lograron mantener primacía fueron Sebastián Nóblega y Roxana Paulón.

 

RECUERDOS NO LEJANOS.

Como lo hacemos habitualmente, en el último bloque repasamos hechos ocurridos hace 25 años.

Cuando habían pasado más dos años de la muerte de la niña María Soledad Morales, había terminado la Intervención Federal y existía un nuevo gobierno provincial, el del Frente Cívico, el famoso caso seguía en el tapete y, a cada instante, la abogada Lila Zafe reaparecía con alocadas predicciones que, finalmente, no llegarían a cumplirse.

De esta manera, en los primeros días de noviembre de 1992, señalaba que el crimen tenía que ver, directamente, con cinco personas: Guillermo Luque, los ya fallecidos Arnoldo Saadi, José Efraín Saadi y “Coki” Tevez, a los que se agregaba el actual secretario general de la gobernación, Edgardo Macedo.

Por si fuera poco semejante disparate, Zafe añadía que declararía esto en la Justicia “para que se acaben las dudas”. Quien le contestaba en aquellos tiempos era otro personaje central del Caso Morales, Luis Raúl Tula.

El ahora abogado enfatizaba algo tremendo y que prueba hasta dónde habíamos llegado: “Creo que el enojo o la malicia de Zafe son porque no respondí a su inquietud de testimoniar en falso en contra de tres personas”.

Esto sí que fue creíble, en orden a que las teorías de la abogada se cayeron. A todo esto, el 12 de noviembre, la Corte de Justicia suspendía la matrícula de Lila Zafe por 30 días, durante los cuales no podía ejercer. ¡Era el reino del vale todo!

 

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