Desde el próximo jueves se abrirán las puertas del Predio Ferial para recibir a una nueva edición de la Feria del Libro. En los últimos años el éxito de esta iniciativa ha sido auspicioso en vista de la constante afluencia de público interesado en conseguir ediciones limitadas, libros exóticos, o simplemente buscar los clásicos de todos los tiempos. 
Días atrás se anunció una cooperación finlandesa con el Estado argentino para contar con asesoramiento que permit reformular los términos de las políticas públicas en materia de educación de cara al futuro. El objetivo, claro está, es remontar los paupérrimos resultados obtenidos en las últimas evaluaciones nacionales que mostraron la precariedad de la enseñanza y los escasos conocimientos o nivel de criterio crítico con el que los estudiantes se suman a la vida adulta. La promesa de asesoramiento, viniendo de un país que cuenta con elogios extendidos por su nivel educativo, es promisoria, pero es materia pública y sus resultados sólo se podrán atestiguar con el paso de al menos dos lustros completos. 
Desde cada hogar se puede aportar también para remontar esos resultados que, cabe destacarlo aunque sea una obviedad que pueda caer de madura, no son un fin en sí mismo sino un diagnóstico para tomar decisiones viables que mejoren las perspectivas de quienes son sujetos de las políticas educativas. 
Ese aporte quedará casi siempre supeditado a los mayores. Léase padres, abuelos, tíos, tutores, entre otros, quienes tienen a su cargo -aunque no terminen de aceptarlo- parte de la responsabilidad educativa con los niños y adolescentes de cada núcleo familiar. El aporte será entonces la acción de guiar a los más chicos hacia la lectura. Quizás a determinadas edades todavía no se pueda hablar todavía de análisis crítico, pero con toda seguridad sí se puede hablar de la formación del hábito de leer. 
Una hora al día, por lo menos, sobre el tema que a ellos -los estudiantes- les parezca más interesante para seguir de cerca o sobre el que quieran conocer más. El rédito de un incentivo así desde el propio -debemos decirlo- es prácticamente imposible de adjetivar o cuantificar. Saber separar un espacio para poner en marcha el pensamiento y encontrar nuevos mundos que permitan generar ideas -las escasean en la comunidad actual- es vital. Quizás también los adultos puedan sacar algún beneficio  importante de ello. La Feria de Libro es una buena oportunidad.