Bomberos y legisladores
Que los efectivos de las brigadas de Bomberos Voluntarios deban salir a las calles de la ciudad para solicitar, una vez más mediante una movilización, que los legisladores locales salgan de su sopor y les den alguna clase de respuesta -aunque más no sea una negativa- sobre la aprobación de la ley que estipula beneficios laborales, es otra muestra cabal de la cantidad de tiempo y oportunidades que se pierden en el marco de las discusiones políticas de cada año en la Legislatura.
En contadas ocasiones -con un mérito que concurre más en sustento de la oposición que del oficialismo- las circunstancias apremiantes de distintos actores sociales han colocado la presión necesaria para que los legisladores no puedan hacer la vista gorda ante la realidad y deban tratar con celeridad los proyectos de ley que llegan a sus manos. El caso de los pacientes electrodependientes -por lo menos en este período legislativo- es el ejemplo más claro y, por cierto, también el más citado.
Que quienes asumen los riesgos de cuidar vidas en el marco de sus tareas como agentes de rescate en nuestra provincia no tengan la atención adecuada por parte de los representantes parlamentarios a los que, de una u otra manera, acompañaron con el voto, no parece ser una novedad. No sería la primera vez que los trabajadores deban supeditarse a la amarga espera de que no sucedan tragedias, aquellas que una vez acaecidas sólo sirven -si se encara el escenario desde un punto de vista plenamente optimista- para contar con la presencia y la buena predisposición de los legisladores.
Al período legislativo 2017 le quedan tan sólo tres sesiones más, y por el momento no han trascendido las perspectivas sobre una ampliación de los plazos o una convocatoria a sesiones extraordinarias para tratar determinados temas. De ser así, lo más probable es que la agenda de proyectos a tratar no incluya el solicitado ahora por los Bomberos Voluntarios. En última instancia, si los honorables representantes no tienen en sus planes trabajar sobre esta problemática, lo mínimo que se puede hacer es tomar el teléfono e informar a los referentes de las circunstancias y los obstáculos para avanzar.
Así y todo, en diciembre próximo habrá un recambio de bancas importante. La esperanza -la que no se pierde- es que finalmente las peleas intestinas cedan paso, aunque más no sea en parte, a los temas que realmente impactan en la vida de la ciudadanía.