Apuntes del Secretario

martes, 5 de diciembre de 2017 00:00
martes, 5 de diciembre de 2017 00:00

Las destempladas calificaciones lanzadas por el senador Oscar Castillo contra sus correligionarios Roberto Gómez y Enrique Sir, como era de suponer, ganaron la agenda política del fin de semana y amenazan con tensar las relaciones internas de la oposición. Al primero, en curioso análisis, lo trató de “pelotudo” por no haberse declarado ganador de las Primarias, en las que obtuvo un sorprendente 40% de los votos frente a Brizuela del Moral. A Sir, un militante de la propia cantera castillista, lo señaló despectivamente por haber presentado una impugnación contra el concejal electo Simón Hernández y no tuvo mejor manera de hacerlo que recordarle sus orígenes. Todo un bochorno por el que, personalmente, debió pedir públicas disculpas, en lugar de mandar a uno de los pocos laderos con representación que le queda –Víctor “El Gato” Luna- a tratar de explicar lo que dijo, pero en realidad no quiso decir o intentó decir. Con sólo escuchar el audio que circuló por las redes sociales, rápidamente se descubre la vehemencia de agravios que los argentinos sabemos perfectamente qué quieren decir.

La sorpresa por los exabruptos del senador nacional, con sólo revisar su historia, no debería ser tal. Ya supo acusar de narcotraficante a una persona de reconocida probidad y respeto como el extinto Julián Williams Kent, el expresidente de River Plate que fue embajador en Holanda durante el menemismo, por lo cual el extinto periodista Néstor Ibarra lo frenó en vivo durante una emisión televisiva o más cerca en el tiempo, cuando acusó a su correligionario Alfredo Marchioli de haber recibido un soborno de $200.000 para direccionar una pericia relacionada con la tragedia de El Rodeo. A la hora de dar explicaciones en la Justicia, Castillo alegó que sus denuncias sin pruebas, como la que hizo contra el intendente Francisco Gordillo por tráfico de drogas, se inscriben en el marco de la política y son para que la Justicia investigue. En fin, así como él criticó en el mitin de Paclín algunas conductas políticas, también debería revisar las propias.

El Ancasti, un fiel defensor de Castillo desde hace 15 años, tapó el escándalo ofreciendo a los lectores un informe parcial de las declaraciones en las que, casualmente, se aludió al diario. Efectivamente. Al referirse a Roberto Gómez, Castillo dijo “este pelotudo debió ir a hablar con Zitelli, el mandamás de los medios de comunicación”. No vamos a analizar la valoración que tiene Castillo de El Ancasti y de su propietario, pero aclaramos que le ha tributado un flaco favor. Los abogados de Zitelli, en algunos juicios por injurias que supo promover, revelaron ante la Justicia que su defendido no es el dueño del diario y no tiene participación alguna en las cuestiones periodísticas. Castillo, un referente ineludible de la historia política de los últimos 30 años, acaba de desmentirlos (a los abogados zitellianos) al considerar que no sólo participa del enjuague político, sino que es “el mandamás de los medios”. Conste en acta, diría un recordado camarista.

Por fuera de los exabruptos, Castillo se animó a hablar del año 2019 cuando todavía no hemos terminado el 2017. Para ello fue contra la gobernadora de Catamarca, a la que culpó de haber propuesto y alentado la reforma de la Constitución para que nada cambie y se mantenga la cláusula maldita que permite la reelección indefinida, aquella que utilizó Brizuela del Moral en 2011 para intentar un tercer mandato y que, legalmente, podría utilizar Corpacci si intenta permanecer en el cargo. Como la gente no es tonta, sabe que los dichos de Castillo, reforzados ayer por uno de los diputados vitalicios (Víctor “Gato” Luna), forman parte de una mentira atroz. La reforma de la Constitución no fue una expresión de deseos. Fue un anuncio formal de Lucía Corpacci, durante una asamblea legislativa, en la que prometió enviar el proyecto a la Legislatura. No solamente cumplió, sino que antes de remitirlo, se trabajó con todos los sectores de la sociedad (partidos políticos, sindicatos, asociaciones profesionales, Universidad de Catamarca, ONG, etc.) para armonizar la propuesta que, una y otra vez, fue rechazada por la oposición a pesar de que todos sus miembros, públicamente, decían que estaban de acuerdo con borrar los privilegios de la política, entre ellos la “reelección indefinida”. Si ésta existe (la otra provincia que la tiene es Santa Cruz), se debe, pura y exclusivamente, a la negativa a aprobar el proyecto por parte del radicalismo provincial, el único de los partidos que no concurrió a los debates sobre la reforma. Por el contrario, Oscar Castillo se rió en su momento al decir que los miembros de la comisión de estudio (la encabezaba el diputado nacional Gustavo Saadi) “no podían reformar ni los estatutos del club Villa Cubas”.

“No hay que llorar como una mujer lo que no supieron defender como hombre”, es una conocida relación árabe que le cabe perfectamente al radicalismo de Catamarca. No pueden acusar de pretender eternizarse en el poder a Corpacci cuando, desde fines de 2014, tuvieron en sus manos la chance de declarar la necesidad de la reforma y no lo hicieron. Primero, sus voceros decían que el proyecto estaba bien, pero no era conveniente llevarlo a cabo en un año electoral. Después, cuando pasó 2015, alegaron que se necesitaba un debate más amplio, el cual ya se había hecho, lo repetimos. Y cuando ya no quedaba ningún pretexto, otra de las diputadas eternas o vitalicias –Marita Colombo- se sinceró y a fines de 2016 afirmó que no querían apoyar el proyecto, el que perdió estado parlamentario.

El detalle pasó un tanto desapercibido y lamentablemente, representa una auténtica mala noticia. Lucía Corpacci, durante la última semana, al inaugurar una decena de viviendas en El Rodeo (Ambato), señaló: “Posiblemente no podamos hacer más viviendas como estas”. La referencia tiene que ver con la cantidad y calidad de los núcleos habitacionales por los que la provincia, a diferencia de etapas anteriores, deberá poner por su cuenta el 30% de su valor, lo que antes hacía Nación. Por ello y ante la gran demanda creciente de viviendas que existe en Catamarca, nos parece procedente apelar al crédito que, por unos 800 millones, fue incluido en el proyecto de presupuesto. Como se trata de una recomendación del propio Gobierno nacional y el dinero estará destinado a obra pública específica –viviendas incluidas-, descontamos que tendrá rápida aprobación legislativa.

Como lo habíamos anunciado, el proyecto de crear en el ámbito municipal un Fondo Complementario (Focom) para poder pagar, en el futuro, el 100% del haber a los jubilados, podría terminar en fracaso. En ese sentido, el intendente Raúl Jalil analiza vetar la Ordenanza aprobada por los concejales que, en realidad, se trata de una loable iniciativa –autoría de Federico Filippin-, pero de difícil materialización en los hechos. Si partimos de la base de que hoy en día la seguridad social está en crisis y el famoso 82% móvil apenas puede llegar para los que cobran un haber mínimo, crear un sistema propio resulta harto complicado, conforme las explicaciones que dieron algunos de los consejeros económicos del intendente.


RECUERDOS NO LEJANOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes del Secretario” con el repaso de acontecimientos de hace 25 años.
El diario Clarín, sin dudas, durante más de cuatro décadas, marcó rumbos no sólo en la política. También lo hizo en la cultura o el deporte. En el año 1992, para esta época –fin de año- otorgaba los premios “Distinción 92” y uno de ellos le tocaba a un catamarqueño. Nos referimos a Miguel Ángel Arévalo, quien ostentaba el título de campeón argentino de los livianos y venía de vencer, en noviembre de aquel año, a un grande como “Pajarito” Hernández. Fue una de las últimas satisfacciones de un púgil que pintaba para ser figura mundial y de la noche a la mañana, comenzó a perder posiciones hasta resignar el título, prolegómeno de su retiro de los cuadriláteros.

El Esquiú.com


¿Dónde vive Hernández?

En conocimiento de la impugnación en contra del concejal electo Simón Hernández (h), el aguerrido periodista de radio El Culillo lo fue a buscar y logró la siguiente entrevista:
  -Periodista: ¿Cómo está?
  -Hernández: Todo “tranqui”. Aquí, en mi domicilio.
  -Periodista: ¿en Capital o Valle Viejo?
  -Hernández: En mi morada.
  -Periodista: ¿Estamos hablando de su residencia o qué?
  -Hernández. De mi vivienda.
  -Periodista: Ta’ bien, pero ahora ¿dónde está?
  -Hernández: En mi casa.
  -Periodista: Estoy un poquito confundido. ¿De dónde me está hablando?
  -Hernández: De mi dirección.
  -Periodista: Yo estoy en la radio, en el barrio Parque América. ¿Estoy lejos o cerca de su dirección?
  -Hernández: Mi localización ha sido siempre la misma.
  -Periodista: ¿Dónde recibió la noticia de la impugnación?
  -Hernández: En mi habitación.
  -Periodista: ¿¡De dónde, por favor!?
  -Hernández: De mi hogar.
  -Periodista: ¿Número?
  -Hernández: Me gustan los pares.
  -Periodista: Gracias, concejal electo (¿dónde carajo vive el tipo este?).
 

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Comentarios

5/12/2017 | 13:01
#149006
... se trata de una loable iniciativa . ¿Loable? ¿ O imposible de materializar? Lo del Concejal Filippin -creo que es Contador Público- es UNA QUIMERA. Sueño o ilusión que es producto de la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice. En la época de la conquista del oeste en EEUU había una QUIMERA DEL ORO. Todos creían que se iban a hacer millonarios cerniendo la arena de los arroyos...¡Así les fue!

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