Amén de los mecanismos que ya se han puesto en marcha para darle contención a los contingentes de personas que arriban por estas horas al Valle Central para ser parte activa de las Fiestas Marianas y la Procesión de fin de año, no se puede dejar de señalar que una vez más la ciudadanía de Catamarca tendrá una renovada posibilidad de demostrar que por estos pagos la hospitalidad es un don innato que no se encuentra en las mismas formas en todo el Noroeste argentino. 
Es verdad que todas las acciones del Estado seguramente confluirán hacia estadías tranquilas y llenas de actividades alternativas a lo que, despojado de cualquier sentido religioso, es un fenómeno social y antropológico que no se puede atestiguar en todas partes del país con la misma sencillez. Devociones y procesiones existen, pero el culto rendido a la Virgen Morena del Valle de Catamarca es sin dudas uno de los que mayores movilizaciones genera y provoca los mejores entusiasmos. 
Es por esto que también todos los que integramos la comunidad catamarqueña debemos sacar a relucir lo mejor de nuestro sentimiento de bienvenida para con quienes hoy se acercan a nuestra provincia. Puede parecer una acción minúscula, pero el hecho básico y sencillo de salir a recibir a una persona que -sin tener en cuenta para ponderar los credos- llega tras una extensa travesía y se encuentra con un vaso de agua, una fruta, una indicación amable, el tomarse el tiempo para mirar y entender que literalmente se sienten foráneos pero que eso puede cambiar con un ademán afable, son puntos que no deberían pasarse por alto y mucho menos en estas fechas. 
Por lógica, esto demanda un esfuerzo mental y una determinada predisposición del ánimo para atender y comprender. Pero es incuestionable que una impresión de ese tipo en quien por primera o enésima vez llega a Catamarca, tendrá un excelente impacto y hablará más que cualquier otra acción estatal de la estatura de carácter de los que integran la comunidad local. Es buena oportunidad para mostrar hospitalidad, valor no siempre bien ponderado no siempre bien aplicado.