Final para las especulaciones hoy en la cámara de Diputados de la provincia, el espacio que ha dado más que hablar durante los últimos años en materia política desde que el Senado cayera en un total desbalance a favor del oficialismo provincial y la oposición quedara prácticamente anulada para siquiera intentar extender las manos y hacer sombra. 
No son pocas las palabras que se le ha dedicado al funcionamiento de la cámara de Diputados y los distintos entramados que se tejieron durante el año para superar obstáculos, para colocarlos también, para proteger espacios de poder, cederlos y de vez en cuando, para legislar y brindar herramientas de convivencia a la ciudadanía local. Una a favor: nadie declaró la importancia del día del cuarteto mientras se hundía un navío de la armada nacional. 
En esas tantas palabras apuntadas a la “caja de resonancia”, muchas involucraron la suposición de argucias y minucias para que los distintos sectores partidarios logren contener a esa parte de la militancia que desde las calles y el trabajo sectorial apunta luego a coronarse a sí misma con una verdadera mamadera de los recursos del Estado. Los acuerdos, los dimes y diretes, las traiciones y las lealtades ahora mostrarán su faz de mayor acercamiento a lo que el vecino de a pie entiende como política: el malgasto de recursos en procesos y procedimientos que apenas si le dan respuesta a sus problemas en tiempo y en forma. 
A pesar del descreimiento, el recambio final y el inicio de un nuevo período -hablamos del político, no del laboral- de todas maneras no debería ser despojado de una esperanza en la posibilidad de superación de lo que se ha visto en los últimos tiempos como actividad parlamentaria. El Poder Legislativo -con sus hondos defectos consecuencia del trabajo humano y del apetito de poder o con todavía algunas de sus virtudes por exhibirse- sigue siendo parte constitutiva por excelencia del sistema republicano de gobierno y de manera insoslayable, del único sistema que hasta ahora parece probado para no provocar tantos males como sus predecesores de la tiranía.
Aunque todas las expectativas jueguen en contra, para quienes todavía confían en el sistema democrático no deja de ser un momento de altísima importancia el recambio de palabras e ideas. Habrá que esperar solamente que todos se pongan a la altura del lugar y las circunstancias.