Desde la bancada periodística

Las peligrosas grietas de un gobierno pusilánime

sábado, 13 de enero de 2018 00:11
sábado, 13 de enero de 2018 00:11

La calma veraniega de Catamarca, en materia política, tuvo el día martes un remezón que retumbó dentro de las paredes de Casa de Gobierno y cuyas réplicas permanecen en el ambiente.

Los pronósticos van allá: estiman que las consecuencias se apreciarán con el tiempo.

El protagonista del culebrón estival no es otro que Ramón Elpidio Guaraz, un personaje de alta y elocuente peligrosidad que, a pesar de sus dotes de matón del surrealismo, se mantiene en las alturas del poder desde hace 25 años. Sí. ¡Ni más ni menos!

Fue cuatro veces concejal (1993-1997, 1997-2001, 2001-2005 y 2005-2009) y cumple su tercer mandato consecutivo como intendente de Santa Rosa (2007-2011, 2011-2015 y 2015-2019).

Una aclaración a su favor: siempre ganó en las urnas, sea representando al panperonismo o a lo más granado del radicalismo e, inclusive, le alcanzó para convertir a su hermana, Aidee Esther Guaraz, en concejal recontra reelegida (2009-2013, 2013-2017 y 2017-2021).  ¡Un récord que muy pocos pueden exhibir!

Pero los años en el candelero político, como lo reseñan múltiples crónicas periodísticas, se desdibujan por sus exabruptos y planteos de “patrón de estancia”.

El dossier incluye, entre bravuconadas y desafíos a quien ose contradecirlo, ser el virtual conductor del supuestamente independiente Concejo Deliberante, el que funciona dentro del edificio municipal, cuyas llaves no presta a nadie, salvo a su hermana.

Semejante irregularidad se completa con el cobro de peajes truchos, presencia de patovicas tucumanos para sofocar cualquier intento de protesta, eliminación de los mandatos de los concejales, cobros irregulares a productores, desacatos judiciales y cuanta barbaridad se le podría ocurrir a quien fuera el dueño del pueblo y de la voluntad de los ciudadanos del departamento.

De hecho, en sentido figurado, esta especie de cowboy de los tiempos modernos aplica la “ley del revólver” de la misma forma que se hacía en el farwest norteamericano.

Los rigores “elpídicos” lo conocen bien altos funcionarios del pasado y del presente. Desde la Gobernadora hasta Armando Zavaleta, pasando por Ariza o el mismo intendente de la Capital.

Ahora le tocó el turno al diputado Gustavo Saadi, exministro de Gobierno, al que acusó de ser el culpable de sus pesares.

 

Que nadie se sorprenda

¿Sorprendió a alguien la catarata de barbaridades que asentó Guaraz en su cuenta de Facebook? No. Nadie que conozca mínimamente al iracundo intendente puede llamarse a sorpresa. Se sabe.

Cualquiera que lo contradiga puede ser víctima de sus invectivas, en las cuales mezcla verdades con los peores agravios.

El enojo de estos días es porque el Tribunal de Cuentas que, cumpliendo con su deber, lo ha conminado a rendir cuentas de fondos públicos que manejó en el primer semestre de 2014.

Más de 10 millones de pesos que, según su absurda justificación, no tienen respaldo porque a los papeles se los llevó la inundación de aquel año.

A ello se suman otras rendiciones con facturas totalmente truchas que serán materia de análisis de la Justicia.

Por estos 10 millones que le reclaman –el triple del monto por el que su colega Carlos Fabián, de Antofagasta, lleva dos años preso-, Guaraz ha culpado al gobierno que representa y considera que se trata de una hechura de Gustavo Saadi, al que adjudica ser el mandamás del Tribunal de Cuentas y de la propia Justicia.

¿Alguien conocía estos poderes que le atribuyen al hoy diputado nacional? Ni la oposición más salvaje lo ubica en ese rango. 

Se trata esta última de una bajeza que alcanza su clímax cuando sugiere que (Saadi) fue cómplice del asesinato de María Soledad Morales, ocurrido –hace más de 27 años- cuando el exministro atravesaba su primera adolescencia.

Semejante barbarie solo puede caber en una mente extraviada, impropia de un funcionario.

Y si es consciente de la dimensión de sus palabras, nos enfrentamos con un prototipo de la peor calaña.

 

Los desafíos del gobierno

La conducta de Guaraz, en cualquier parte que no sea Catamarca, sería comparable a un terremoto institucional.

Es que no solo dirigió sus dardos envenenados contra el diputado nacional, como antes, sin pruebas, lo hizo contra el intendente Rafael Olveira. 

También refirió latrocinios gigantescos en la secretaría de Vivienda –gestión del extinto Octavio Gutiérrez- o en el ministerio de Educación, todo lo cual obliga al gobierno de Lucía Corpacci a ofrecer las explicaciones que corresponda.

De esto no hablaron quienes salieron a respaldar a Saadi, cuyo honor, como lo dijo Raúl Jalil (“a diferencia de Guaraz, nunca fue denunciado”), está totalmente salvado.

Lo grave es saber cuánto de verdad encierran los otros cargos, envueltos por los agravios de un hombre desquiciado, cuyo destino nos imaginamos por demás comprometido, incluso devolviendo los “diez palos” que, tan increíblemente, “se le perdieron” en medio de una inundación que no había llegado a la sede municipal.

Como lo dijimos antes, pronto sabremos los resultados del enfrentamiento de Guaraz y “las ratas” –como él mismo las califica- del gobierno. 

Éste ya no puede mirar para otro lado. Por motivos electorales o por falta de acción, rayana con la pusilanimidad,  contribuyó con la impunidad que parece gozar esta rara avis con traje de intendente.

Ya es tiempo de que se remonten los mecanismos institucionales y vaya a parar adonde se merece estar. El gobierno, el Tribunal de Cuentas y la Justicia tienen la palabra frente a la sociedad.

 

El Esquiú.com
 

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Comentarios

13/1/2018 | 15:26
#149005
Lo del intendente es lamentable si tiene pruebas se presenta en la JUSTICIA que es lo que corresponde si no ud es un sirvenguenza dice lo que quiere lo que se le antoja y ensucia al que se le canta basta de políticos basura este el día antes estuvo reunido con RFC MI PREGUNTA es entre los del mismo partido se destrozan Dra Corpacci abra los ojos tiene muchos traidores cerca
13/1/2018 | 08:35
#149004
Si El Pillo hizo mención en Facebook al Caso Luque y trató de embarrar a Gustavo Saadi, amerita al menos un estudio y discusión si el pueblo merece un Intendente como el. Porque lo del Pillo es razonable, pero si no justifica los 10 millones...debe ir preso. No se pueden medir con distintas varas a los Intendentes. Y a propósito: en Ancasti no hubo irregularidades manifiestas? Lo que pasa con El Pillo es parecido a lo de Luisito. Pero El Pillo es desbocado y Luisito mal interpretado. El Pillo tiene patas cortas; Luisito se quiere retirar con honor. Habrá que ver si lo que pienso se cumple...

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