33 de mano

miércoles, 10 de octubre de 2018 00:00
miércoles, 10 de octubre de 2018 00:00

Casi todo está como era entonces. Casi. Es cierto que ya no despierta en sus seguidores el entusiasmo similar al que generaban John, Paul, George y Ringo en la década del ´60. Pero sigue teniendo lo suyo. Eso sí: los eternos reelectos tocados por el dedo mágico –lo de varita suena a exageración- no fallaron a la cita  y a poco estuvieron de hacerse escuchar (“¡una más y no jodemos más!”). Los celestes de Oscar se llegaron el pasado sábado a la sede radical de Valle Viejo. “No están todos los que son ni son todos los que están”, sería la síntesis correcta. Ni siquiera el intruso ese que nunca falta en los actos políticos falló. Ese que jamás es invitado, pero siempre está. El que se hace notar con el estentóreo ¡”viva el doctor!”. Esta vez le agregó una ilusión que suena a misión imposible: “¡que haga un balance de su gestión el doctor!”, lo que despertó los primeros “ssshhhh”. Arrancó “el Oscar” con un llamado a la unidad del radicalismo. Lejos estuvo de ponerse un poquitito colorado. Nadie mejor que él sabe que es el menos indicado para exhortar a la unidad partidaria cuando en verdad lo único que le importa es que sus acólitos se mantengan unidos para que su sueño eterno de seguir viviendo en el Congreso de la Nación no se caiga. Justamente él, que llevó a la UCR catamarqueña a vivir años de decadencia por priorizar sus apetencias personales. Nadie ignora a esta altura de las circunstancias que la única unidad válida para Oscar es la de su celeste sector, ese que viene poniendo el hombro hace tres décadas para que el jefe siga gozando de los privilegios de ser legislador hasta que las velas no ardan. ¡Y ojito con protestar! Muditos y obedientes. Algún carguito aparecerá para recompensar tanto sacrificio. A todo esto, el indiscreto asistente insistía: “¡El pueblo quiere saber qué hace en el Congreso doctor!” Otra vez se escuchó el “ssshhhh” alcahuete. 

 

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   Lo justo es lo justo. Fue prudente y sensato cuando al referirse sobre la necesidad de “fortalecer la construcción de una alternativa de gobierno”, no hizo ninguna auto referencia y ya son muchos los años que no habla de su candidatura a gobernador. Sabe que tiene chance cero y que una aventura de esa naturaleza sería algo así como un buen corte en el chin chón: menos diez. Merece un aplauso su mesura en ese sentido. El hombre se siente más cómodo y feliz en su poltrona en el Congreso (la premonición de mi amigo Jorge Francisco sigue vigente: qué lindo es Catamarca para vivir en Buenos Aires). Dejó en claro que ya no le sirve a sus intereses  el  ingeniero Eduardo Brizuela del Moral… pero si lo necesita, lo irá a buscar. No le quepa ninguna duda. Lo primero es el Congreso. El momento cumbre de su discurso fue cuando dijo: “Gobernar no es sólo firmar decretos; es gestionar, es trabajar, es preocuparse”. Cuando nos contaron de la garra que le puso a la frase, teníamos ganas de gritar “¡Viva el 1° de mayo, carajo!”. El intruso no se cansaba de pedir: “¡seguimos esperando que rinda cuentas doctor!”. Pero faltaba la frutilla del postre. Fue cuando convocó al armado de una mesa ejecutiva “para que hagamos política” y “donde estén todos los que tienen que estar”. Suenen bombos, platillos, redoblantes, pitos, maracas, ollas, sikus, clarinetes, petardos y todo lo que haga ruido. ¡Vuelve la tristemente célebre “mesa chica”! Eso es en realidad lo que quiso decir don Oscar. Aquí le faltó un cacho de sinceramiento. En vez de “para que hagamos política”, debe leerse: “para que yo pueda seguir manejando los hilos del partido y de las candidaturas a mi gusto”. También dijo: “tenemos grandes chances en el futuro”. Debe leerse: “tengo grandes chances de seguir siendo legislador nacional si hacemos las cosas bien, bah…si siguen haciendo lo que yo les ordeno”. Algo dejó en claro: todavía tiene intendentes, concejales, dirigentes, punteros y legisladores provinciales (los “ellos y ellas”, muchos menos es cierto, pero inclinan la balanza) que están dispuestos a seguir siendo sumisos y obedientes. Saben que con “el Oscar” algún día llegan a ocupar un cargo importante. El entrometido seguía fiel a su consigna: “¡cuente qué hace por Catamarca en el Congreso doctor!”. Esta vez no tuvo la respuesta del obediente “ssshhh”. El acto había terminado. Ya se habían ido todos.

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Comentarios

10/10/2018 | 20:20
#149006
“fortalecer la construcción de una alternativa de gobierno” “Gobernar no es sólo firmar decretos; es gestionar, es trabajar, es preocuparse”. lobo vergara, castigo, colombo, los mismos caraduras de siempre, hablan de futuro y hace mucho mas de 20 años que viven de los catamarqueños y de matar sus esperanzas, como no desaparecen de una vez y dan lugar a gente nueva. delincuentes

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