El rol de los medios de comunicación, desde el ángulo que se los mire, es objeto de análisis en los tiempos que corren. No solo en el país, sino en el mundo. Y la inquietud no nació porque contribuyan a clarificar o construir a favor del bien común. Al revés. Es porque juegan políticamente, lo cual es malo. También deforman la realidad o, en casos extremos, mienten o falsean la información. En los medios locales hay mayores cuidados, pero no dejan de filtrarse tentaciones de influir y, en esos afanes (nos incluimos), se producen tergiversaciones. Por ejemplo, a propósito de denuncias en torno a la contratación de máquinas por parte de Vialidad Provincial, El Ancasti anotó en un espacio editorial esta afirmación: “Hugo Naranjo (por el administrador vial) podría impulsar una auditoría en serio de las contrataciones realizadas que permita acortar los tiempos de la Justicia y el Tribunal de Cuentas”. Este concepto encierra, por lo menos, una falsedad, que puede asociarse a la falta de rigor periodístico.
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El tema, que puede ser replicado en otros medios, es que la auditoría que se pide ya existe y fue promovida por la propia autoridad. Ocurrió hace más de tres semanas y la lleva adelante la Fiscalía de Estado, que revisó e incautó documentación que, en algún momento, trasladará a la Justicia o al Tribunal de Cuentas. Independiente de esto, la misma Justicia allanó las oficinas de Vialidad y se llevó lo actuado en los últimos años. Ergo: nadie ha puesto trabas para que se investigue. Al contrario: se facilitó esa tarea que, grandemente, servirá para deslindar responsabilidades.
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Que se aclaren estas cosas y otras que tienen dudosa procedencia será bueno para todos. Con esto, ni por cerca, pretendemos defender a alguien, pero convengamos que cuando se ataca a un organismo, se pone bajo sospecha a toda una administración. En el caso de Vialidad, por lo que sabemos, una cosa es la tarea de autoridades y empleados. Otra distinta la de los empresarios involucrados.

El Esquiú.com