La Obra Social de los Empleados Públicos es una fija en la agenda periodística de los últimos días, a raíz de la fuerte disputa política de la que es objeto. Además de la avanzada del gremio municipal, en la persona de Walter Arévalo, por el cobro del plus médico -cuestión que, paro mediante, convirtió a la ciudad en un basurero a cielo abierto-, la oposición en la Legislatura amenazó con ir a la Justicia si es que no se atienden sus reclamos para conocer  estados financieros y balances. Desde la obra social, su titular, Julio Cabur, aseguró que al FCS - Cambiemos solo le interesa generar ruido mediático para apuntar contra el Gobierno, ya que si pretende información debe dirigirse al Tribunal de Cuentas, ente que está al tanto de las erogaciones de la institución. En el medio, los afiliados son víctimas de un servicio que se resiente cada vez más y que los deja desprotegidos en situaciones límite, como sucede con los pacientes que son derivados a Córdoba o Buenos Aires, en donde muchas veces les niegan atención por las deudas que no se pagan.
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Es cierto que la situación no es nueva. Desde hace años la Osep arrastra un fuerte déficit producto de las prestaciones crecientes que debe atender -cubría servicios que normalmente solo lo hacen las prepagas más costosas, como Osde-, a lo que se sumaron prácticas fraudulentas al estilo de la sobrefacturación de órdenes o las avivadas de especialistas que piden estudios e intervenciones muy complejos -y caros- sin ser necesarios. Esto sin contar las veces que la obra social sirvió para financiar la política. La situación llegó a un punto en que la señera institución quedó al borde de la quiebra. Sencillamente sus erogaciones son muy superiores a lo que recauda por aportes y si no fuera por las permanentes asistencias de la Provincia, hace rato que habría colapsado. El actual contexto nacional, sin embargo, puede generar restricciones aún mayores y, mientras referentes del oficialismo y la oposición siguen con sus diatribas, los afiliados podrían sufrir más recorte en los servicios. En tanto, son víctimas impotentes del cobro extra de los médicos, algo que nadie, a pesar de muchas declamaciones, parece querer abordar en serio.