Una vez más, el sistema educativo argentino está en los umbrales de inaugurar otra etapa. Sus resultados sólo podrán conocerse a medida que se apliquen las nuevas normativas, de modo que sería imprudente anticiparse a calificar las modificaciones tanto como acierto u error. Tendrá que verse empíricamente para analizar y arribar a conclusiones. No obstante, la sola implementación de nuevos cambios, permite reflexionar sobre una marcha plagada de dificultades, donde es fácil hallar coincidencias en la meta a alcanzar, pero muy difícil consensuar el itinerario. Si bien el proceso educativo es siempre dinámico, los golpes de timón constantes exponen la ausencia de un proyecto que tenga continuidad asegurada sin depender de cambios en los gobiernos.
*****
Ahora el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, anunció directamente que en 2019 “cambia la secundaria en todo el país”, al abrir los paneles del Segundo Encuentro Nacional de Intendentes. Finocchiaro precisó que la nueva secundaria será interdisciplinaria, de enseñanza por conceptos, con robótica y programación pero que también enseñe habilidades para la vida. Al iniciar su discurso, ofrceió una postal que no s epuede refutar demasiado: “Si miran una foto de las aulas de 1918 y otra del 2018 van a ver que cambian los peinados y la ropa pero sigue siendo la misma aula, la misma escuela después de 100 años”. Por eso explicó que antes de realizar los cambios se realizó una evaluación, que reveló que el nivel primario era relativamente bueno, pero que la secundaria estaba mal, incluso peor de lo que se pensaba, porque el sistema no se adapta al siglo XXI.  Por ello, pidió por construir un sistema de educación federal, basado en las “áreas de vacancia que hay región por región, provincia por provincia”.
*****
El año próximo será así escenario del enésimo cambio de los métodos de enseñanza. Docentes, alumnos, autoridades y padres deberán adaptarse y compartirán la esperanza de que se concrete una real mejora y las nuevas pautas conduzcan a los resultados anhelados. De lo contrario, esta nueva etapa será sólo la antesala de un nuevo recoveco del laberinto que se transita hace décadas, sin que nadie logre dar claramente con la salida.