Editorial

Chaku

sábado, 24 de noviembre de 2018 00:00
sábado, 24 de noviembre de 2018 00:00

Culminó esta semana en Belén la ceremonia de esquila de vicuñas, quizás uno de los mejores ejemplos de cómo pueden aprovecharse los recursos naturales cuidando al mismo tiempo la naturaleza y el medio ambiente.
Los animales son encerrados mediante una técnica de la que participa todo el pueblo, para luego esquilarlos y liberarlos sin provocarles daño alguno.
Es una maravillosa práctica que, si bien integra un proceso productivo, es a la vez un emblema cultural e histórico de la región, conocido como “chaku”, que se fue perfeccionando y hoy se concreta bajo la atenta mirada de especialistas de la Secretaría de Ambiente.
La vicuña es reconocida hoy como uno de los más bellos ejemplares de nuestra biodiversidad, y es muy positivo que cada vez se la proteja más, pero su esquila se remonta a varios siglos atrás.
Durante el Imperio Inca se calcula que existían cerca de dos millones de cabezas en los Andes peruanos. Los Incas hacían cada tres años el chaku o rodeo para capturarla, esquilarla y hacer una quita controlada: la fibra se destinaba al Inca y la carne a las comunidades. 
El chaku original consistía en rodear amplias zonas con miles de personas y arrear las vicuñas hacia corrales de piedra para poder capturarlas. La práctica era más violenta que hoy, ya que el animal a veces servía de alimento. Y de aquellos millones de ejemplares, en 1964 quedaban apenas 5.000 cabezas en el Perú. Aunque hoy resulte increíble, se mataba a las vicuñas para obtener su fibra.
En distintos países se expandieron luego las medidas de protección y conservación, que hoy permiten aprovechar los recursos y valorar la especie.
En 1969 se firmó el Convenio para la Protección de la Vicuña entre Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Es en definitiva una labor en la que se avanzó y progresó en el más amplio sentido de esos términos, y no puede menos que alegrarnos que esta costumbre ancestral muestre tan rica vigencia.

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Comentarios

24/11/2018 | 10:37
#149006
Recuerdo hace algunas décadas, un santamariano muy ligado a la construcción de Barrio Parque América, encariñado con una Llama (no se el sexo pero no tiene importancia) la tenía en su amplio patio en Valle Viejo y para felicidad del/la camélido, le permitía cortar el césped verde bien regado y tierno de su parque delantero. No nos hubi´semos enterado de este ejemplo de amor por los animales, sino hubiésemos escuchado las quejas del jardinero del tumuñuco. Había perdido su ingreso mensual y luego de su lamento yokavílico, le dieron un contrato por tiempo limitado en la Legislatura. Pero, la rueda de comentarios hizo que muchos visitaran Valle Viejo, lo que fue bien contabilizado por el Director de Turismo de ese Municipio vallecano.
24/11/2018 | 08:44
#149005
Se que se sabe el número de vicuñas...pero nosotros no. Habrá 2 mil? ¿Las crían en cautiverio? Me gusta que den trascendencia a la TRADICIÓN, pero también que nuestros noveles periodistas INVESTIGUEN. Hoy con Internet, hacerlo es facilísimo. Traten de enfocarse y educarnos con la información... Por otra parte...¿ya no ponen las más leídas y las más comentadas?

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