Editorial

Pensar la ciudad

lunes, 26 de noviembre de 2018 00:00
lunes, 26 de noviembre de 2018 00:00

Con casi medio millar de inscriptos en su debut, de los cuales seguramente muchos quedaron en el camino, en pocos días más culminará el primer año de la carrera de Arquitectura, cuya puesta en marcha la UNCA preparaba hace mucho tiempo y, luego de muchas dilaciones, recién se hizo realidad en este 2018.
Durante los meses de dictado se evidenciaron algunas dificultades, empezando por las edilicias, que luego tomaron forma de reclamos públicos sobre contenidos que se dictan o el (poco) compromiso de algunos docentes.
Ningún emprendimiento académico nuevo -menos de la envergadura de esta carrera- carece de inconvenientes. En todos los casos, son cuestiones que se irán corrigiendo y ajustando con el tiempo, de manera que profesores y alumnos encuentren el mejor contexto para la enseñanza-aprendizaje de una materia tan apasionante.
Más allá de la discusión sobre la conveniencia de implementar en una universidad como la de Catamarca y de la realidad en la que está inmersa, un trayecto curricular que también se encuentra presente en unidades académicas de la región (la tienen Tucumán, La Rioja y Córdoba), y contra los críticos que aseguran que existen más arquitectos que los que puede absorber el mercado laboral, hay que decir que las posibilidades de la carrera van mucho más allá de los estrechos límites institucionales.
Como señala un docente en una entrevista publicada en esta misma edición, el enfoque que la UNCA da a su propuesta formativa hace énfasis en lo sustentable y en el aprovechamiento de los materiales típicos y de las formas constructivas tradicionales para, desde allí, empezar a innovar. El uso del sol como fuente de energía doméstica y las potencialidades del adobe, por citar algunos ejemplos, forman parte de una impronta que invita a los alumnos a pensar su ámbito hogareño y barrial a fin de encontrar soluciones urbanísticas que, sin demandar demasiados recursos, puedan colaborar a hacer más amigable el entorno en el que vivimos.
Los profesionales en formación pueden incorporar la ciudad en reflexiones que, desde su especialidad, aporten a que la comunidad toda resignifique el espacio cotidiano en el que se despliega.

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Comentarios

26/11/2018 | 09:00
#149006
pero me da risa. ¿Cómo se les puede ocurrir enseñar la construcción CON ADOBE en un mundo que ya recicla productos para construir con deshechos? Donde la tecnología hace que sean las máquinas las que construyan las carreteras, con el auxilio de escaso personal que conduzca cargadoras con adoquines y los introduzca en las tolvas superiores para que la máquina las deposite y apisone en el camino. ¿Está retrasados? ¿500 arquitectos para que? Recuerdo que Raúl Jalil cuando era Diputado le decía al Gobernador ¿Un estadio para que? Y ahí lo tenemos destruído por las inclemencias del tiempo y sin uso alguno. Les cuento un secreto: viví en Chile en la época de Salvador Allende. ¿Saben lo QUE HACÍA LA UNIVERSIDAD DE CHILE? Ponía pizarrones en el centro de Santiago y allí apuntaba las NECESIDADES DE PROFESIONALES EN LAS DIFERENTES ÁREAS. De acuerdo a ello, tenían las vacantes. Aquí, como en la Grecia antigua, enseñan DE TODO para disfrutarlo EN SU CASA Y SIN UN PESO.

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