Muchas acciones, especialmente desde organizaciones sociales, se impulsan para combatir la violencia de género y enseñar a la sociedad los horrores de las agresiones que constantemente tienen a las mujeres como víctimas. Las multitudinarias marchas “Ni una menos” fueron la expresión más visible de ese movimiento, que tristemente tuvo un impacto social que no se tradujo en modificación de realidades.
El tema se instaló, se debate, se asume, pero la situación no cambia. Es la indeseable realidad que día a día se ratifica con recurrentes noticias de crímenes y casos de violencia de género.
¿Por qué no se verifican avances? En un flagelo multicasual, la respuesta también debe nutrirse de diferentes razones. Pero es posible que incida la inacción judicial, o en todo caso la irresolución de los casos que llegan a consideración de la Justicia.
Los números son preocupantes: el 72 por ciento de las causas generadas a partir de denuncias en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia por mujeres contra parejas o exparejas culminaron con un sobreseimiento o fueron archivadas, en tanto sólo un caso tuvo condena en juicio oral.
Los datos fueron difundidos por la dirección general de Políticas de Género (DGPG) del Ministerio Público Fiscal en la semana que se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y son parte del informe titulado “La violencia contra las mujeres en la justicia penal”, elaborado por el organismo.
El relevamiento se basó en el análisis de 158 causas de mujeres que denunciaron a parejas o exparejas ante la OVD en el primer semestre de 2015 y fueron derivadas a 14 fiscalías de los fueros Correccional y Criminal de Instrucción de la Justicia Nacional. El análisis se continuó hasta el primer semestre de 2017 con la finalidad de dar cuenta de su ciclo vital, tratamiento y las respuestas proporcionadas.
La estadística asoma en este punto como una descriptiva fundamentación de por qué ocurre lo que ocurre: la mayoría de las veces, cuando se denuncia un ataque, “no pasa nada”.
No nos sorprendamos entonces de que la violencia de género no retroceda en nuestra sociedad.