¿Tabaco saludable? ¿Una invitación a fumar? Desde luego que no. El tabaquismo aparece como uno de los principales factores de riesgo para la salud pública, y deben apoyarse todas las campañas tendientes a combatir la adicción que genera.
El hecho es que la producción tabacalera actualmente destinada a la fabricación de cigarrillos y otras formas de fumar podrá virar hacia la industria de la salud, dados los alcances de investigaciones que se realizan en nuestro país para lograr proteínas de interés farmacológico en plantas de tabaco.
Las proteínas son moléculas vitales en las células: las nutren, señalan su destino de vida o muerte, actúan desde el sistema inmunológico para atacar bacterias, virus u hongos, entre otros.
Entre las proteínas ya comercializadas, producidas en plantas de tabaco, hay una que ataca al principal agente que causa las caries dentales y otra que actúa en cremas antiarrugas.
Estos desarrollos científicos ofrecen nuevas opciones ante la decisión de erradicar el tabaquismo tomada en el seno de la Organización Mundial de la Salud por 181 estados que en el 2003 adhirieron al Convenio Marco para el Control del Tabaco, aún no ratificado por la Argentina, pese a haberlo firmado hace 15 años.
Si se avanza en esta dirección, representará una inmejorable noticia, porque detrás de los cigarrillos y su industria tan nociva, hay miles de pequeños productores tabacaleros y familias que subsisten gracias a esta actividad.
Es alentador lograr que los tabacaleros continúen produciendo y trabajando, y que a la vez comiencen a apartarse del cigarrillo, uno de los elementos más reconocidos como factor de riesgo para contraer cáncer.
Tabaco saludable es una opción real, y nos toca directamente porque el interior catamarqueño (especialmente en zonas como Alijilán y Santa Rosa), las hojas de tabaco son esenciales para la economía regional.