Hasta el final

viernes, 30 de noviembre de 2018 00:00
viernes, 30 de noviembre de 2018 00:00

Cuando un tema delicado gana la opinión pública y genera indignación, es toda una muletilla que se prometa investigar “hasta las últimas consecuencias”, aunque en la mayoría de las ocasiones el interés no supera más que la etapa en que el caso se mantiene en las primeras planas.


Debe haber una excepción.


Hace pocos días se detectó en Catamarca un grupo vinculado con una red de distribución de pornografía infantil, y los elementos reunidos en allanamientos sugieren que no se limitaban a hacer circular estos materiales, sino que se filmaba material de sexo explícito con niños catamarqueños.
Es imprescindible que la Justicia, que tan buena labor desempeñó para identificar, detectar e interferir esta red, complete ahora su trabajo y se juzgue y castigue a los culpables con todo el peso de la Ley.
Aquí no hay margen para frases hechas o declaraciones de ocasión. Las lacras humanas que llevaron adelante tan repugnantes, crueles y deleznables actos, deben responder. No pueden quedar impunes.
Quienes lesionan física, moral, emocional y espiritualmente a los niños no pueden contar con privilegio alguno. En algún momento se tiene que entender que esta clase de delitos merecen castigos acordes con el daño que provocan.
En Catamarca la sociedad observó atónita como un pedófilo depravado y declarado como Héctor Cólica, a quien le secuestraron miles de fotografías de niños en actitudes sexuales, recibió una fuerte condena y al poco tiempo volvió a pasearse por las calles como si nada, incluso mezclándose en ámbitos educativos.
Seguramente habrá muchos justificativos legales para explicar lo ocurrido, pero es inadmisible y de ser necesario tendrán que modificarse las leyes.
En el caso de la pornografía infantil, este año ya se cambió la legislación: ahora está penado hasta su consumo, y es una decisión perfecta, porque sin consumo no hay producción ni comercio.
Todo indica que en Catamarca se producía pornografía infantil: habrá que aguardar los tiempos investigativos para tener certezas de cómo, quiénes, dónde y cuándo lo hacían. Pero cuando se sepa, debe actuarse sin contemplaciones con los responsables.

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