Cada tanto se escuchan cuestionamientos sobre la oferta académica de la UNCA, a la sazón la única casa de estudios universitarios con que cuenta Catamarca.

Los últimos fueron con motivo de la implementación de Arquitectura, ya que es una carrera de las llamadas “tradicionales”, disponible en instituciones de provincias vecinas y con numerosos profesionales recibidos, algunos incluso sin inserción laboral.

La conveniencia de poner en marcha este tramo curricular recibió críticas ya que se lo privilegió por sobre otras propuestas que, en teoría, podrían estar más en consonancia con las necesidades del desarrollo local, como una licenciatura en Energías Alternativas o en Economía Popular.

Podría anotarse también entre las falencias que aún evidencia la UNCA, la falta de una propuesta en Ciencias Sociales, como la tienen las principales universidades del país.

La complejidad de los fenómenos de la vida comunitaria, una infinidad de problemáticas acuciantes y la necesidad de articular teoría y praxis orientada científicamente para resolverlas, vuelve imprescindible un ámbito en el que confluyan la Sociología, la Ciencia Política, la Antropología, la Geografía Humana y la Ecología, entre otras materias, para la formación de especialistas que contribuyan a afrontar las demandas de la vida actual.

Es cierto que varias de esas disciplinas tienen un trabajo ya hecho, pero siempre dentro de contextos de profesorados o carreras vinculadas a la Arqueología y a la conservación del Patrimonio.

Que las materias “sociales” estén englobadas dentro de las currículas de la Facultad de Humanidades, habla también que una parte no menor de la formación en la UNCA no ha podido superar del todo la vieja tradición escolar del viejo Instituto del Profesorado.

No hay dudas que las autoridades de la universidad catamarqueña han ensayado distintas estrategias para aggionarla, como la apertura de sedes en el interior -medida tan esencial como demorada-, a la vez que impulsan trayectos que se puedan dictar aprovechando la educación a distancia mediante entornos virtuales. Pero es menester que, dentro de la modernización que llevan adelante, piensen seriamente en dotar a la UNCA de una unidad propia para la enseñanza e investigación de una realidad que nos involucra a todos.