El ministerio de Educación informó que avanzará con las intimaciones a 450 docentes del Sistema Educativo Provincial que cuentan con años de aportes y edad para acogerse al beneficio jubilatorio. La medida llega después de una instancia previa en la que se los “invitó” a comenzar el trámite ante Anses. El titular del área, Daniel Gutierrez, dijo que la decisión de realizar una intimación obedece a que son muchos los maestros y profesores que están desocupados y que el Estado precisa liberar casilleros dentro de la plantilla ministerial. “Si los que tienen que ir saliendo no salen, los que tienen que ir entrando no pueden hacerlo”, resumió el funcionario del gabinete provincial.
Probablemente en otra circunstancia, el asunto hubiera sido mucho más laxo con los que deben irse, teniendo en cuenta que son conocidos casos de docentes que, frisando los 70 años, continuaban sin problemas al frente de un aula. Pero la realidad es que, en un contexto de crisis y mientras se habla de dar de baja -momentáneamente- algunas carreras, ante la sobreoferta de egresados, los más de cuatrocientos cargos que podrían quedar vacantes por la jubilación de quienes los ocupan se vuelven imperiosos para dar contención laboral.
Muchos de los que se niegan a irse esgrimen la pérdida de ingresos por la diferencia del haber jubilatorio. Otros, simplemente, se encuentran a gusto trabajando a pesar de la edad y, por cierto, su experiencia enseñando es un capital difícil de replicar.
Es por eso que, más allá de que estos docentes efectivamente den un paso al costado y que sean reemplazados por los más jóvenes, debería buscarse la manera de mantenerlos vinculados a la tarea educacional.
En el ámbito universitario, no son pocas las veces en que, mediante contratos, se prolonga la tarea de aquellos académicos valiosos, quienes a los 60 o 65 años se encuentran en plena producción y en etapa de síntesis de toda su trayectoria. ¿Por qué no seguir una lógica similar con aquellos bien dispuestos a seguir colaborando con la formación de las nuevas generaciones?
Debería estudiarse la manera de revincular a esos profesionales que entregaron su vida a la enseñanza básica y que, más allá de los años, pueden ofrecer mucho todavía.