Desde la bancada periodística

Bicentenario: a pujar por su reapertura

sábado, 11 de agosto de 2018 00:25

La empresa Capdevila SA, íntimamente ligada al radicalismo lugareño y al PRO a nivel nacional –el hijo del último “zar de la construcción” es titular de la delegación local de Anses-, ha recibido recientemente otro duro golpe a sus endebles argumentos de pretender justificar lo actuado con el estadio Bicentenario, la mole de cemento que se levanta frente al Predio Ferial como símbolo, por ser benévolos, de una evidente picardía.
Al informe de la facultad de Tecnología de la Universidad de Tucumán, que detectó travesuras de construcción al por mayor, se sumó recientemente el fallo de la jueza comercial Cecilia Delgado, quien condenó a la empresa a una reparación del orden de los 44 millones de pesos que, conforme su criterio, serían aplicados a la solución de los problemas estructurales del coloso dormido que se inauguró en la primavera de 2010 y por los cuales fue clausurado por el Estado.
A las cuestiones señaladas, por si algún catamarqueño mantuviera dudas en cuanto a los móviles políticos del cierre, hay que sumarle los daños apreciables a simple vista –hundimientos en varios sectores, tribunas resquebrajadas, etc.- y el reconocimiento de la propia empresa que, ya en 2012, advirtió que la obra presentaba fallas.
A esta altura del tiempo, con tantos argumentos sobre la mesa, lo repetimos por enésima vez, las dudas están disipadas. El costoso estadio tuvo fallas y, por razones de seguridad, el cierre está justificado.
Ahora bien: ¿qué se hace con un estadio que, como dice la diputada Bazán y mucha gente común, no puede desplomarse por indolencia, falta de mantenimiento y, menos que menos, por ridículas posiciones políticas?
Alguien, más temprano que tarde, tendrá que brindar explicaciones porque se trata del patrimonio estatal y por él, invariablemente, deben responder los gobernantes.

Gobierno y empresa
Desmesurado o no, el fiscal de Estado Carlos Bertorello hizo el reclamo ante la Justicia y ésta, parcialmente, le dio la razón, imponiendo a Capdevila SA resarcimientos por 44 millones de pesos.
Si los trámites judiciales fueran ciento por ciento expeditivos, no habría dilaciones. La empresa, en tal caso, debería depositar el monto de la condena y el gobierno inmediatamente iniciar la reparación. Pero las discusiones en los tribunales del país, también en los de Catamarca, no son así. A los fallos le salen apelaciones, impugnaciones y cuanta chicana abogadil haga falta para patear la pelota hacia campo enemigo. Sobran ejemplos de pleitos que duran décadas y algunos, inclusive, se pierden en el olvido.
Por lo tanto, esperar que el estadio sea la pinturita que imaginaron quienes lo impulsaron es pura utopía. En ese supuesto, queda claro, desde ya habría que estamparle la lápida de defunción.
La realidad está por encima de la ficción y las especulaciones. El “regalo” que le deja un gobierno al que lo sucede no puede ser rechazado, como sí ocurre entre ciudadanos. Hay que recibirlo, aunque en el caso del Bicentenario todavía hoy no existe el acta de recepción definitiva del “regalo”. Y también hay que mantenerlo, cuidarlo y darle alguna funcionalidad. ¡Menudo dilema para una provincia que, amén de ser pobre y no sobrarle plata, no necesita un estadio de fútbol!

Solo una sugerencia
Y como nadie tiene una solución, de puros audaces, nos animamos a dar una sugerencia. No más que eso.
El estadio en ruinas, de haber voluntad de todos, podría convertirse en pretexto excelente para que la secretaría de Deportes y el gobierno, conjuntamente con los municipios vallistas, avancen hacia la fusión de las Ligas y quede para una entidad por nacer un estadio único a ser utilizado por el afiliado que lo necesite. Un símil de lo que ocurre en La Plata, donde la obra de Scioli, indistintamente, sirve a Estudiantes o Gimnasia. Para ello, aparte de la ingeniería legal, habría que enajenar los activos de las instituciones fusionadas. Digamos las ligas Chacarera y Catamarqueña.
Por supuesto, lo descontamos, cuando los dirigentes lean esto sacarán a relucir los peros, ya los estamos escuchando. Sin embargo, los gobiernos pueden llevar adelante este tipo de planes. Si se hicieron en otros lares, por qué no se podrían replicar por estas tierras. Y de paso le damos sentido al monstruo inservible que observamos todos los días allende el parque “Adán Quiroga”.

Eterno contrapunto político
Si periódicamente hay que volver a hablar del estadio y una y cien veces explicar lo mismo es porque el tema se renueva con un fallo judicial como el de la doctora Delgado o con los eternos enfrentamientos de la política, los que menudearon en la presente semana.
Así fue como la diputada Paola Bazán dio a conocer opiniones atendibles, aunque varias de ellas no se ajusten a la verdad objetiva.
Señaló, por ejemplo, que la Provincia “tiene los recursos para reparar el estadio” o que “ha sido abandonado con el único fin de deteriorar la imagen del Frente Cívico y en particular del exgobernador” (por Brizuela del Moral).
Para la joven legisladora, además, “esta obra se había constituido en un símbolo de una Catamarca pujante y nos ponía en el circuito de los grandes eventos deportivos, un sueño que duró cinco años”. Por último, entre las frases más resonantes, indicó que “la Provincia está recibiendo una coparticipación más sustanciosa que durante la década kirchnerista”.
Vamos a coincidir en la idea base de la buena diputada que es Bazán. Hay que reabrir el estadio, pero todo lo que dijo es, cuanto menos, opinable y político.
Veamos. No podemos dar fe de que la Provincia tenga recursos para algo que, frente a otras obligaciones, no es prioritario, tal como le retrucó su par peronista Marcelo Murúa.
Después, no es cierto que se busque sacar ventajas con un abandono a propósito. Todos los informes coinciden en que existen problemas estructurales y el tema está en la Justicia, aparte de que nadie habilita un estadio en malas condiciones. Es al revés: lo cierran. En cuanto al “circuito de los grandes eventos deportivos”, debe saber, Paola, que eso cuesta plata. ¿Quién la pone? Debería decirlo.
Sobre eventuales aumentos de la coparticipación con relación a los mandatos kirchneristas, por último, hay falsedad. Nunca en los últimos 30 años se recibió más dinero que en aquellos años. Aparte, el gobierno de Brizuela del Moral (2003-2008) era profundamente kirchnerista. También para aquellos tiempos, por las dudas Bazán no recuerde, con dinero de regalías mineras se inició la construcción del estadio. Nadie que se anime, con datos y números, puede discutir estas consideraciones.

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