Con aumentos permanentes en el valor de los combustibles y la poca o nula voluntad política de establecer regulaciones al mercado -de hecho, la estatal YPF es la que lidera los incrementos de precios-, la búsqueda de alternativas de transporte se vuelve imprescindible para ahorrar recursos en un contexto de crisis que tiende a profundizarse.

La bicicleta, que en los últimos años ha cobrado nuevo auge como elemento vinculado a la actividad deportiva, al ocio y al esparcimiento, puede ser también una valiosa herramienta para hacer más “amable”, ecológica y sustentable la ciudad, al sustituir los vehículos particulares, mejorando de paso la salud de quien la conduce y, como se señaló, permitiendo una reducción efectiva y no menor de gastos.

Claro que para fomentar su uso es necesario crear una infraestructura adecuada para la circulación segura. Muchas ciudades del mundo, incluida Buenos Aires, le han dado protagonismo a las llamadas “ciclovías”, en el entendimiento de que son esenciales a la hora de que cualquier persona evalúe la posibilidad de usar la bici, por ejemplo, para ir al trabajo.

Catamarca también está dando pasos concretos para avanzar en un aspecto central para modernizar las tramas urbanas.

El municipio capitalino junto a sus pares de Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú realizan el diseño de una red de ciclovías que, en su primera etapa, podría abarcar unos 30 kilómetros y que conectaría zonas del centro de SFVC con el CAPE y Las Chacras.

Con esto un empleado público, por ejemplo, que trabaje en el exRegimiento, podría usar la ciclovía para llegar desde lugares de la propia Capital o desde Valle Viejo, evitando recurrir al auto propio o al transporte público.

En sus poco más de 300 y pico de años de existencia, la Capital catamarqueña y sus alrededores prácticamente no ha tenido variaciones en su configuración urbana.

Como sostuvo una profesional entrevistada para el informe que El Esquiú.com brindó sobre este tema, “el espacio que tenemos hoy es restringido, porque las vías de la ciudad fueron diseñadas para los carruajes y demás”. Es decir, usos y costumbres que han quedado muy atrás en el tiempo.

Sin dudas, hacen falta imperiosos cambios que le brinden al principal núcleo poblacional de Catamarca, un diseño más acorde con las nuevas demandas de la gente.