Sin regreso

viernes, 17 de agosto de 2018 00:00
viernes, 17 de agosto de 2018 00:00

Genio militar, estratega, estadista, dueño de una visión adelantada a su época, valiente, honesto. 

Faltarán siempre adjetivos para describir las virtudes del General José de San Martín, el mayor héroe nacional, libertador de tres países, capitán de hazañas admirables y un patriota cuyo legado ejemplar resultó fundacional para nuestra Nación.

En este nuevo aniversario de su paso a la inmortalidad, podríamos permitirnos por una vez eludir el repaso de sus triunfos en los campos de batalla y de las enseñanzas que marcaron a fuego costumbres que rigen hasta nuestros días en las fuerzas armadas.

Hasta el menos aplicado de los alumnos sabe en Argentina quién fue San Martín y, con mayor o menor precisión, puede mencionar aspectos salientes de su gesta.

Lo que no todos tenemos tan presente, es el capítulo final de la vida del héroe, que es también el más triste.

San Martín murió en la lejana Europa, decepcionado por las luchas internas, virtualmente autoexiliado ante el dolor que le provocaba ver sangrientas peleas por el poder entre aquellos que heredaron la libertad por la que tanto había luchado.

Hubo un momento en el cual se planteó intervenir como moderador en el conflicto entre Federalistas y Centralistas, pero descubrió una trama de intereses innoble y nunca más volvió al país.

Esa historia épica e ingrata, con un héroe indiscutido que no puede regresar a la Patria que él mismo liberó, dice mucho de nuestra Argentina.

Porque es posible -aunque sus restos descansan aquí- que San Martín tampoco encontrara condiciones para regresar hoy, cuando perduran divisiones, intereses mezquinos y enfrentamientos que poco contribuyen a la grandeza nacional.

Difícilmente sea esta Argentina la que soñó, cuando derramaba sangre con sus hombres por un país libre.
 

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