Apuntes del Secretario

domingo, 19 de agosto de 2018 00:00
domingo, 19 de agosto de 2018 00:00

Tras su fugaz paso por la conducción del Consejo Nacional Justicialista, el viernes pasado reapareció en la escena pública el dirigente gastronómico José Luis Barrionuevo. Lo hizo a través de los micrófonos de radio Valle Viejo. Anunció que visitará Catamarca el venidero 24 de agosto, pero durante una media hora de reportaje, se dio tiempo para referirse a temas políticos de actualidad. Como no podía ser de otra manera, tuvo los peores recuerdos para su eterna enemiga de la arena política, la senadora Kirchner. La trató de corrupta y le pronosticó que, en poco tiempo, estará presa. Coherente con su pensamiento de siempre, sin embargo, también acusó como corruptos funcionales a los empresarios argentinos, a los cuales les auguró barrotes y trajes a raya. Estimó que, entre ellos y el kirchnerismo, se llevaron del país más de 500.000 millones. La cifra, francamente, es desmesurada. Su verborragia, sin embargo, avanzó hacia otros territorios. Le pegó sin compasión al macrismo y aventuró que los funcionarios del actual presidente desfilarán por los tribunales apenas termine el mandato y ubicó al primo presidencial, Angelo Calcaterra, como otro candidato a la cárcel. Además, su presagio sobre la economía fue poco menos que apocalíptico. “La situación es sumamente delicada”, dijo.

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Sobre la política local no descartó rearmar el sector que conduce, Tercera Posición, y pedir internas dentro del Partido Justicialista. Se trata de un estribillo que repite permanentemente pero, a sus 76 años, no parece estar rodeado de convicciones. Si fuera de otra forma, como hizo en 2003, se establecería en Catamarca y daría batalla en todos los frentes. Por último, analizó la presencia de Lucía Corpacci en la reunión del jueves del Consejo Nacional Justicialista, oportunidad en que se tributó una cerrada defensa a la expresidente Kirchner. Para Barrionuevo, cometió un gran error y ni siquiera tuvo en cuenta que la gobernadora fue de la partida porque ocupa el cargo de vicepresidenta del PJ. Sobre este mismo tema, varios dirigentes de la oposición local expresaron que se trató de un respaldo a la corrupción, lo cual no debe anotarse en otro marco que no sea el estrictamente político. Ella, si ejerce el cargo, tiene que decir presente, mucho más tratándose de una presidenta de distrito. De otra manera tendría que renunciar. Pero como la política es la política, hay fotos que nadie se va a privar de criticarlas.

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Hablando de fotos. Hay una que pudo haber costado demasiado dinero. Uno de los grupos de diputados del FCS-Cambiemos, el no castillista, realizó en los últimos días un viaje con presuntas motivaciones partidarias, que se reflejó en una foto grupal con el ministro Rogelio Frigerio, difundida a modo de trofeo en los medios locales, incluido El Esquiú. La nutrida comitiva no mencionó otras gestiones relevantes que justificaran el viaje, por lo cual generó mucho malestar en la Cámara de Diputados porque, posiblemente, se haya viaticado una importante suma, que se menciona cercana a los 200.000 pesos. Todo sucedió en medio del recorte dispuesto por Nación al Fondo Sojero de modo que por los tiempos de sequía y austeridad que se enfrentan, el gasto sería al menos cuestionable. Lo realmente curioso es que la documentación que certifica el pago de los viáticos, fue virtualmente escondida bajo siete llaves. Para contribuir a la discreción del caso, se asegura que la comitiva opositora tuvo la venia del presidente del cuerpo, Fernando Jalil.  Hasta aquí el rumor. Sería excelente que se diera a conocer el gasto para transparentar y, en todo caso, descalificar la versión.

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Los anuncios del intendente Raúl Jalil en la semana fueron demasiado importantes como para no analizarlos. Cuidadoso como es de las finanzas públicas, habrá que creerle que se vienen tiempos borrascosos para la provincia y el municipio por lo que, al parecer, se vería obligado a recortar obra pública y bajar los salarios de sus funcionarios. La caída de la recaudación, por la recesión que ya se siente en todos los sectores de la sociedad, resulta innegable y sería el disparador de variados ajustes. A ello se suma, según palabras del propio Jalil, la pérdida del Fondo Sojero que supo anticipar. Por fuera de sus pronunciamientos económicos, el intendente se sumergió en la vorágine política. Siguiendo su pensamiento de meses atrás, cuando consideró poco menos que inaceptable que haya elecciones cada dos años, ahora expresó su voluntad de anular las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del año 2019 en Capital. La motivación sería económica, pero sus efectos políticos podrían ser muy transcendentes para el gobierno y, especialmente, para la oposición.

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Hagamos algunas consideraciones sobre la eventualidad que no haya PASO en Capital. En los comandos oficialistas, con cautela, se estudia una eventualidad como esta y se descuenta que puede haber pedidos de interna para cargos electivos –intendente y concejales-, aunque también podría respetarse una lista única sin necesidad de confrontación. En ese caso, se especula, funcionaría la fuerza del Estado para dejar conforme a todos. La maniobra de mezclar posiciones electivas con cargos en la administración, con suma efectividad, lo supieron hacer castillistas y brizuelistas durante las décadas del 90 y el 2000. Conseguían dominar la tropa propia y desangrar a la oposición. Aquella situación, de confirmarse la elección sin primarias obligatorias en San Fernando del Valle, la podría sufrir Cambiemos que, a pesar de las divisiones y los choques ideológicos, aspira a dirimir posiciones menos sangrientas en internas abiertas. Pensar en una interna cerrada, con la experiencia de la programada por el radicalismo para el 3 de junio, sería como firmar una guerra sin retorno. Ni hablar de lista única con una atomización que hoy registra más de diez sectores diferentes. Y, por si esto no fuera problemático, Cambiemos finca todas sus chances en el voto capitalino. Si se parte en dos o tres listas, ni soñar con un triunfo.

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En cuanto a las parcelas de la alianza Cambiemos, la única que observa homogeneidad es la Coalición Cívica, donde no existen pujas de dirigentes y, aunque sean pocos, todos cierran alrededor de la figura de Rubén Manzi, un precandidato a gobernador casi inamovible desde 2017. En el PRO, donde tampoco son muchos, si hay divisiones. Un sector trabaja a la par del radicalismo no castillista y, apenas, no cuenta en su alineación a Fernando Capdevila, a quien consideran estigmatizado por la mochila del estadio Bicentenario. El radicalismo, finalmente, se muestra con dos grandes formaciones. En uno están distintos subsectores, con Ricardo Guzmán y Eduardo Brizuela del Moral a la cabeza. En el otro, ya minoritario, queda el castillismo puro, acompañado en la coyuntura por Roberto Gómez, Marita Colombo y Alejandro Páez, el titular del comité provincial. El diputado Víctor Luna, un paladar negro del senador Castillo, lejos de pensar en abrochar algún acuerdo, sostiene que ellos tienen una mejor posición relativa. Se apoya en el hecho que el bloque de la Cámara baja está en sintonía con la conducción formal de la UCR. Que tal apreciación sea cierta, no asegura dominio de nada.

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Independiente de la opinión de Barrionuevo y algunos opositores locales por su presencia en la reunión del Consejo Nacional Justicialista, la gobernadora Corpacci tiene necesariamente que hablar con sus colegas gobernadores para definir su posición ante un gobierno nacional que, con sus modos y formas, amenaza con llevarse por delante el federalismo y hacerle pagar hasta las jurisdicciones más humildes el peso de la crisis que se abate sobre el país. El aludido debate, por los tiempos legislativos, no admite dilaciones. Es que en septiembre llegará al Congreso el presupuesto 2019, vital para el gobierno nacional en su relación con el Fondo Monetario Internacional. Este, como todo prestamista con intereses concretos, aspira a que la aprobación legislativa no deje huecos ni interpretaciones poco claras. Por ello, sin dudas, la Casa Rosada va a redoblar la presión sobre los gobernadores apenas se termine este feriado largo que estamos viviendo. En síntesis, pasaron los preliminares y llega la hora de la pelea de fondo. Las apuestas, aparte de divididas, no garantizan resultados de conformidad y hasta los más optimistas añoran “el daño menor”.

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RECUERDOS.
Como lo hacemos habitualmente, disponemos el último bloque para recordar el pasado cercano. El 14 de agosto de 1993, hace 25 años, cerraba en Catamarca el plazo para la presentación de listas de candidatos nacionales. El Frente Cívico anotaba como postulantes a la diputación nacional a Oscar Castillo (por la reelección del mismo cargo), Horacio Pernasetti (otra reelección, ya que se desempeñaba en ese momento como concejal de la Capital) y Luz Hebe Hermosilla. Como suplentes figuraban el empresario andalgalense Carlos Haddad, Selva Pauletto y Joel Nieva. El Partido Justicialista, que había sido normalizado un mes antes, inscribía en la Justicia Electoral al empresario Silvestre Zitelli y, detrás de él, a Jorge Díaz Martínez y Blanca Figueroa. También, el desprendimiento peronista Opción Provincial tenía sus candidatos: el dirigente Raúl Dabhar (asesinado hace algunos años), Marta Jorrati y el exdirigente gremial Raúl Patricio Scolamieri. Otros nominados fueron Elder Rivero (Fuerza Republicana, de Antonio Domingo Bussi) y Rubén Manzi (Frente de Unidad Catamarqueña). En relación a las candidaturas del peronismo, cabe destacarlo, el tema se iba a judicializar en razón de que Díaz Martínez reclamaba el primer lugar, lo que finalmente iba a conseguir para presentarse como tal en los comicios del 3 de octubre de 1993. 

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