Apuntes del Secretario

martes, 21 de agosto de 2018 01:03
martes, 21 de agosto de 2018 01:03

La posibilidad de que no haya PASO en territorio capitalino (¿y provincial?), adelantada hace una semana por el intendente Raúl Jalil, ha encendido algunas alarmas, especialmente entre aquellos que consideran a este sistema fundamental para la democratización de los partidos. Dentro del peronismo, por caso, para la postulación a intendente se espera que sean varios los precandidatos (Brumec, Liliana Barrionuevo, Yazbek y varios otros que esperarían el momento oportuno para su lanzamiento), como lo fue con los concejales en 2017. Recordemos que en esa instancia, gracias a las PASO, compitieron nada menos que nueve aspirantes y el ganador fue Maxi Mascheroni. Entre los “cívicos”, los competidores de la primaria fueron Simón Hernández y Fernando Navarro, con clara victoria a favor del primero. También, en 2019, la oposición tiene pensado arreglar sus diferencias con la primaria y si la borran podría desencadenarse un conflicto mayor que el producido por “la interna que no fue” de los radicales. En esta dirección, quien parece haber abierto su paraguas, “sin que haya sol o esté lloviendo”, es el concejal Hernández, un abonado a las PASO y que, con razón, mucho las valora.

El representante de Movilización en el Concejo capitalino, que se mantiene en cargos legislativos –concejal o diputado- desde hace 13 años y tiene asegurada una banca hasta 2021, no renuncia al viejo sueño de ser intendente y, claramente, sabe que la única forma de atrapar la candidatura es con una primaria entre los muchos postulantes que surgirán el año venidero. No extrañan, entonces, sus recientes declaraciones. Dijo concretamente: “Tendríamos que unificar con el cronograma nacional porque eliminarlas por una cuestión meramente económica es un retroceso” y “este sistema de las PASO es muy importante como mecanismo de selección de las candidaturas”. Compartimos totalmente estas apreciaciones, pero a veces las razones políticas pueden ser distintas a las que imagina y le pueden favorecer. Con los dichos de Jalil, el tema de las PASO que tanto costó implementar (el castillismo dilató la ley hasta extremos inconcebibles) ha sido puesto en duda, como la misma fecha de elecciones. Ahora, por las dudas alguien no sepa, ha resurgido el fantasma de marzo.

La quita del Fondo Sojero continúa despertando airadas quejas entre los intendentes. No importa de qué partido sean. Radicales o peronistas, con igual desencanto, repudian la decisión de la Casa Rosada. A las quejas de Valle Viejo o Pomán, se sumaron estos días las provenientes de Tapso y Londres. Jorge Coronel, el radical que manda en el Este, dice no entender una medida de esta naturaleza y Gilberto Santillán, el viejo intendente “londrino”, expresa su impotencia no solamente por la decisión de la Nación, sino porque tampoco va a disponer de las regalías mineras. En resumen, nos parece que se vienen tiempos de “vacas muy flacas” para la jurisdicción belicha. Mientras continúa el debate del ajuste, la oposición catamarqueña insiste que la provincia recibe más fondos que antes, pero su fundamentación no es seria. A la hora de analizar los números, no puede dejar de considerarse la devaluación y la alta inflación que ha convertido a los pesos en “papelitos de colores”. También influye en estas opiniones la devolución de parte del 15% de coparticipación que, por más de 25 años, se descontaba a la provincia para la atención del sistema jubilatorio. Ese descuento, cabe recordarlo, se concretó por un pacto fiscal que firmó el exgobernador Castillo a mediados de los 90 y que, previo fallo de la Suprema Corte, se recuperó por un decreto de Cristina Kirchner a días de haber completado su mandato.

El próximo sábado, día de la autonomía de Catamarca, habrá de inaugurarse la remodelación de la plaza de Villa Cubas, otro emprendimiento de valor del intendente Jalil. Lo que debería ser un motivo de alegría para todos, o sea funcionarios y vecinos, podría convertirse en un dilema político si durante la semana no se logran entendimientos mínimos y razonables. La eventualidad tiene que ver con el peronismo, donde los roces y controversias comienzan a tener mayor frecuencia. El tema es así. Como Luis Barrionuevo es un hombre ciento por ciento identificado con la tradicional barriada –allí nació, allí se crió, allí vive su familia, allí tiene sus inmuebles, allí ayudó a gente y es fanático hincha del “León” futbolístico-, con sano criterio, Jalil lo invitó hace más de tres meses a que liberara su agenda y estuviera presente en el acto. El gastronómico aceptó gustoso el convite y enlazó su venida a Catamarca con una reunión política de su sector –Tercera Posición-, la que se concretará el viernes 24 por la noche. Todo sería normal, como lo venía siendo, si Barrionuevo no hubiera entrado en una zona de turbulencias con la Casa de Gobierno, con la que mantenía aceitados contactos a través de dirigentes como Marcelo Rivera –ministro político- o Gustavo Saadi, por nombrar solamente a dos de ellos.

La semana anterior, anoticiado de la presencia de la gobernadora Corpacci en la reunión del Consejo Nacional Justicialista del cual es vicepresidenta segunda, Barrionuevo habría cambiado su mirada sobre Catamarca. La defensa que se ejerció en el cónclave peronista de su enemiga de los últimos tres lustros, Cristina Fernández, lo llevó a solicitar una entrevista con radio Valle Viejo, en la que calificó a la incursión nacional de Lucía como “error grave”. Independiente de su parecer sobre la mandataria, volvió a pedir interna dentro del PJ y enlazó con Catamarca situaciones asociadas con la corrupción que se desarrollan en otras latitudes. El tono de su discurso y la defensa que hizo de la gobernadora su amigo y hasta ahora fiel representante, el ministro Marcelo Rivera, hacen presumir que la presencia del gastronómico en la plaza de Villa Cubas puede despertar conflictos. Más claro: hay tensión entre Barrionuevo y Rivera y, en el medio de ella, quedaron Lucía y Raúl Jalil. Por ello, a nadie extrañaría que la inauguración de la plaza villacubana se haga en otro momento o se convierta en un acto estrictamente protocolar.

Otra del peronismo. Por más que algunos actores quieran negarlo, Andalgalá sigue siendo el departamento más adverso para el gobierno. Aparte de la hegemonía que sostiene el intendente Paez, ahora presidente de la UCR, los cuadros peronistas aparecen totalmente atomizados. Si bien es cierto que todos dicen apoyar a Lucía Corpacci, en los hechos la realidad es diferente. Cada uno anda por su lado y cuando llegan las elecciones esas diferencias emergen nítidas y los resultados son siempre negativos, a punto tal que en 2019 no solo se perdería la intendencia (el concejal José Cativa se frota las manos pensando en suceder a su amigo intendente), sino también la senaduría. Pero, veamos el movimiento de los dirigentes. La figura visible del gobierno, actualmente, es el concejal Sebastián Almada, que solitariamente coordina en obras provinciales y maneja el boleto estudiantil. En paralelo funciona la línea “13 de marzo”, donde alinean históricos como Adán “El Sauce” González, Rosa Bazán o el doctor Eduardo Rosenheck y también tiene buena sintonía con el peronismo orgánico. La disidencia en la “Perla del Oeste” la ejercería la llamada renovación, en la cual están los contadores Guillermo Haddad y Ramírez, además de punteros en barrios y distritos. Por si no faltaran divisiones, todavía tiene alguna vigencia el exsenador José Eduardo Perea, aliado del concejal “Tavo” Álvarez y con fuertes contactos con el intendente capitalino, Raúl Jalil. Miguel Gutiérrez, Jorge Etape y Nicolás Vega son otros dirigentes, alineados en Unidad Ciudadana, que se reúnen con alguna frecuencia con Verónica Mercado y antes lo hacían con el diputado Hugo “El Grillo” Ávila.

Ni siquiera se sospecha. Lucía Corpacci no estaría del todo conforme con varios de sus funcionarios. Notaría en ellos algún relajamiento, cuando no descuido con la gestión, lo que podría determinar en los próximos tiempos cambios que oxigenen. Los mal intencionados, cuando se aborda esta cuestión, agregan que la misma mandataria nota también ciertas ostentaciones que no son buenas de cara a la sociedad. En ese sentido, ella más que nadie sabe de los descuidos que observó el Frente Cívico y Social en sus últimos años de gestión lo que le costó, nada menos, que perder el gobierno. Aparte de la gestión, queda claro, los funcionarios tienen que atender a la gente. ¡Ojo con lo que decimos!

RECUERDOS. Como cada martes, jueves y domingo, finalizamos los “Apuntes” con el repaso de acontecimientos ocurridos hace 25 años.
El 20 de agosto de 1993 asumía como presidente de la Juventud Radical el joven dirigente José Antonio Sosa, natural de Saujil (Pomán), pero con actuación en toda la provincia. Al acto de aquel entonces asistieron el exgobernador Arnoldo Aníbal Castillo y su hijo, Oscar, que revistaba como diputado nacional y hoy lo hace como senador nacional. Otra presencia de importancia fue la del exsenador Pedro Guillermo Villarroel. “Chichí” Sosa, con el paso del tiempo, se iba a convertir en figura de primera línea dentro de la UCR y el Frente Cívico, como que fue tres veces diputado provincial (2001-2005, 2005-2009 y 2009-2013) y hace cinco años disputó una recordada interna con Eduardo Brizuela del Moral por la candidatura a diputado nacional. También formó una línea interna dentro de la UCR, la Corriente Progresista Radical (CPR), que tiene gran protagonismo en la vida partidaria.
El Esquiú.com

80%
Satisfacción
0%
Esperanza
20%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios

Otras Noticias