Las cartas parecían jugadas, pero con el correr de los días surgieron dudas. La llamada renovación peronista, con Jorge Moreno y Fernando Jalil a la cabeza, desde el complejo “Carrazana”, hizo un virtual lanzamiento de campaña hace dos semanas atrás. Prácticamente aseguraron los dirigentes que en 2019 llegarán al gobierno, lo que se convirtió en una especie de desafío para República y Sarmiento. La idea, por cierto, se mantiene, pero no son pocos los que aseguran que se trató de una movida para comenzar a negociar posiciones, tal como lo hicieron en las últimas elecciones, salvo en 2017 cuando forjaron un acuerdo político con Luis Barrionuevo que, sobre la hora, se cayó. Esas movidas, que partieron en 2011, le valieron tener una representación parlamentaria que, si bien no descolló en materia legislativa (no se registra en casi siete años un solo proyecto de valía), si fue importante para presionar al gobierno o coquetear con la oposición a efectos de conseguir propósitos varios, entre ellos la mismísima presidencia de la Cámara. Primero con Jorge Moreno. Hoy con Fernando Jalil.

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El gran dilema de esta renovación, pomposo nombre para quienes desde hace más de 30 años tienen los mismos capitostes, es saber si realmente pueden afrontar una elección en serio y no irse en amenazas o pronósticos de una fortaleza electoral que no se nota demasiado en  las encuestas. Sabemos que para ir a una elección hace falta mucha logística en toda la provincia y, especialmente, montos de dinero que Moreno y FerJalil no estarían dispuestos a poner de su propio bolsillo. En ese sentido, hace dos años, intentaron convencer a Luis Barrionuevo de formalizar una alianza electoral y que se hiciera cargo de la parte económica. Sobre el cierre de las listas el gastronómico, que ya venía “relojeando” el verdadero motivo del ofrecimiento, les dio la espalda y los dejó masticando bronca en una conferencia de prensa a la que se sumó gente de Dalmacio Mera para despotricar contra el gobierno y, una vez más, prometer imaginarias batallas electorales. Ahora llega el electoral 2019 y la estrategia es la misma. El amague de ir a la elección cobró fuerza desde el complejo “Carrazana” y ahora hay que transformarlo en hecho concreto. Por allí nos equivocamos y los muchachos dejan a estos “Apuntes” en offside. Seremos los primeros, en ese supuesto, en reconocer la gaffe.

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En cuanto a eventuales arreglos, Fernando Jalil y Jorge Moreno dependerían bastante de lo que pueda abrochar el intendente Raúl Jalil con el gobierno, precandidatura a gobernador incluida. En tal caso, el primero de los nombrados podría repetir un tercer mandato como diputado y Jorge Moreno se conformaría con la reelección de senador capitalino, o tal vez un puesto importante que pueda resolver el Poder Ejecutivo. Por ejemplo, la conducción del Tribunal de Cuentas, una vocalía en el ENRE o, lo que es más osado, una silla en la Corte de Justicia si es que se elevara a siete el número de sus miembros. Para los demás integrantes de la llamada renovación, cuando más, podría haber precandidaturas a concejal. Pensar en recompensas más grandes es pura fantasía.

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Quien se podría sumar a las movidas de la llamada renovación es el senador nacional Dalmacio Mera, alguien que está alejado del gobierno local y, sin disimulo, responde a intereses extracatamarqueños. Puede ser un aporte importante, dada la excelente relación que mantiene con la Casa Rosada o la Universidad de Catamarca, aunque por allí trate de distraer con frases como “si los intendentes y la gobernadora no lo quieren, no votarán (habla en nombre de los distintos legisladores nacionales de la provincia) la aprobación del presupuesto nacional” y reiterar la necesidad de una reunión conjunto con presencia de la mandataria. El convite no pasa de una expresión de anhelos, sin dudas orientado a recuperar terreno político dentro de la provincia. Es que si no consigue algo en las elecciones de 2019, se quedaría sin referentes locales en la Legislatura o los concejos deliberantes, lo cual puede ser el principio del fin para una carrera política que, en su momento, a fuerza de muñeca y lobbies, tuvo sus méritos.

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Cuando decimos que Dalmacio Mera responde a intereses que no son del pueblo catamarqueño que lo eligió senador nacional, nos remitimos a los hechos. El viene jugando en el Congreso en contra del kirchnerismo, un movimiento que pudo haber cometido errores y excesos, pero fue el que le devolvió el gobierno a los peronistas de Catamarca tras los 20 años de morder el polvo con el Frente Cívico en Casa de Gobierno. Y, aparte, ayudó con obras y contribuciones a la provincia. De esas cosas no se debería olvidar el senador que, personalmente, fue uno de los ciudadanos que mayores beneficios recibió. De hecho, no puede desmentir que fue diputado nacional por el kirchnerismo, vicegobernador por el kirchnerismo y senador nacional por el kirchnerismo. Cualquier político sentiría envidia por semejante trayectoria. Aceptamos que tiene méritos propios, pero sin haber participado del proceso por el que actualmente vota en contra no lo habría conseguido. Llama entonces la atención que se enoje con gobernadores como Carlos Verna o Alberto Rodríguez Saa por haber dicho el primero de ellos “hay gobernadores que están más cerca de Macri que de Perón” o haber faltado a la cumbre de la Casa Rosada en el caso del puntano. A ambos les contestó por la red social twitter: “Lo dirá xq en La Pampa y en San Luis ganó la fórmula Macri-Verna y Macri-Alberto Rodríguez Saa?” (sic). Claro, se entiende. Su jefe, Juan Manuel Urtubey, dio la conferencia en nombre del gobierno nacional llamando a aprobar el presupuesto “sin vuelta de hojas”.

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A días que los legisladores nacionales comiencen a estudiar el presupuesto 2019, las malas noticias para las provincias se acumulan. A la virtual desaparición del Fondo Sojero, que se valora en todas las intendencias del país, se sumó en la semana la adenda que se introdujo en el Pacto Fiscal y que dejaría a administraciones como Catamarca sin tarifa social para el consumo de electricidad y sin los subsidios al transporte. La aceptación de estas lamentables medidas ya fue firmada por los gobernadores de Cambiemos, a los que se sumó un peronista que desde hace rato mantiene aceitados contactos con el gobierno nacional, el salteño Juan Manuel Urtubey. Como compensación, Nación mantendría por un tiempo más el impuesto a los sellos y gravaría las cuentas que muchos argentinos tienen en el exterior para hacer brotar dinero extra. Será cuestión de hacer cuentas de este raro entrecruzamiento, pero intuimos que los resultados no serán favorables para los Estados provinciales.

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Si bien es cierto que los efectos de la aprobación del presupuesto que exige el Fondo Monetario Internacional recién se sentirán en 2019, los funcionarios locales demuestran ahora mismo honda preocupación. Comenzar a pensar en un boleto urbano de transporte al doble o el triple de lo que cuesta hoy en día -10 pesos y algo más-, puede ser un golpe mortal para las economías familiares, de por si castigadas por la baja del poder adquisitivo de los salarios (la devaluación, en este sentido, hizo estragos) y el aumento brutal de las tarifas de servicios públicos, como el suministro de gas. Si esto es grave, para los más pobres, la quita de tarifa social de electricidad puede generar problemas similares, con el agravante que éstos últimos serán insolubles sin el concurso del Estado provincial. Con estos datos en sus manos, los legisladores de Catamarca (léase oficialismo y oposición) tomarán al tratamiento del presupuesto como un verdadero fierro caliente. ¿Cómo conformar a los funcionarios nacionales que necesitan este instrumento para conseguir el dinero del FMI y al mismo tiempo defender los intereses del pueblo que los eligió? ¡Qué decisión!

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, en el último bloque de “Apuntes”, repasamos los hechos del pasado cercano. Hacia mediados de septiembre de 1990, en esta Capital, se iniciaban las marchas de silencio por la muerte de María Soledad Morales, un fenómeno que con el paso del tiempo iba a adquirir dimensiones nunca imaginadas. Niños, jóvenes y ancianos; hombre y mujeres llegaron a conformar multitudes de unas 40.000 personas, una cifra extraordinaria para una provincia demográficamente pequeña como Catamarca. Las tapas de los diarios locales, con títulos significativos como la que presentamos en estos “Apuntes”, empujaban a este fenómeno sociológico que iba a atraer a la prensa nacional y llamar la atención de todo un país. Por esto mismo, sorprendió que días pasados –el 8 de septiembre- la monja Pelloni señalara, en La Voz del Interior, que los reclamos por la muerte de la niña chacarera fueron posible por la acción exclusiva de los medios nacionales. No fue así. Los medios locales, casi por lógica frente a un hecho aberrante, fueron motores de las acciones orientadas a esclarecer el crimen y, en relación a las marchas, no fue la monja su impulsora. Todo nació por la iniciativa de las compañeras de María Soledad y de la comisión de padres del Colegio del Carmen que, entre otros, integraban Juan Manuel García, Haroldo Delgado, Oscar Castillo, don Crecher y el doctor Varela. Ellos fueron los artífices de la primera marcha. Después se sumó Marta Pelloni.