El Secretario

lunes, 17 de septiembre de 2018 00:00
lunes, 17 de septiembre de 2018 00:00

Mientras los gobernadores maniobran con la esperanza de morigerar algo las podas que el gobierno nacional quiere aplicar en el Presupuesto 2019, técnicos locales de Hacienda empezaron a hacer números ante la segura circunstancia de que la Provincia tenga que hacerse cargo de onerosos gastos como los subsidios al transporte o la tarifa social de la luz, promocionada no hace tanto por Casa Rosada como un paliativo para los tarifazos. Es que a medida que el FMI pone más condiciones para los desembolsos de dólares -léase, ajuste sobre ajuste-, el Estado federal irá desentendiéndose progresivamente de ítems que significaron, hasta acá, un alivio no menor para finanzas altamente dependientes como la catamarqueña. En la obsesión por contentar a “Christine”, el macrismo avanza como una aplanadora sobre los recursos de las provincias y los municipios, en la previa de un año que, además de ser electoral, presentará un escenario social muy complicado por la pobreza en alza.
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En ese marco, en Sarmiento y República volvieron a escuchar de boca de referentes porteños la necesidad de hacer algo en un rubro al que el macrismo apuntó desde su llegada al poder: el alto número de trabajadores en la nómina estatal. Ya no se trata de “sugerencias” como las que Nación hizo en el arranque de la gestión de Cambiemos, mientras se producían los primeros despidos en organismos estatales. Ahora se trataría de una estrategia de supervivencia ante recursos menguantes. Mucho margen, sin embargo, no hay. La propia Gobernadora señaló en varias oportunidades que el empleado público no será una variable de ajuste en su gobierno. Se refería, por supuesto, a becados, contratados y personal de planta. Pero no a los cargos políticos, los famosos “índices” que pululan en el Estado, muchos sin una tarea concreta que cumplir. El gasto que representan es varias veces millonario: intolerable en tiempos de carestía. Corpacci pidió en cierto momento a sus ministros que reduzcan la planta de asesores. Hasta donde se sabe, no se hizo mucho esfuerzo por hacer caso. Los tiempos, sin embargo, han cambiado y algunos podrían caer “por las malas” en aras de mostrar sintonía con esta política nacional.
 

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