El proceso electoral 2019, aunque no haya confirmaciones de ninguna naturaleza, está en marcha. No puede ser de otra manera si el presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri, desde los Estados Unidos, dijo estar listo para ir por la reelección. El anuncio, cabe destacarlo, surgió en paralelo con el acuerdo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le asegura al PRO financiamiento para completar el primer mandato y despejar los peligros de un hipotético default que, sin dudas, hubiera llegado si no intervenía el organismo internacional. Es que el país no tiene dólares para pagar sus compromisos. Ahora habrá que ver cómo responde el ciudadano argentino ante el plan reeleccionista, de lo que seguramente tendremos respuesta en los propósitos meses que se perfilan duros, muy difíciles, con angustias familiares y números negativos de la economía. En ese sentido, las encuestas suelen adelantar con algún margen de credibilidad el humor social. La movida de Macri, por supuesto, produjo remezones en todo el tablero político. En ese marco, no extrañó la cumbre antikirchnerista que reunió a Sergio Massa, Miguel Picheto y los gobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. Los cuatro prometieron dar batalla electoral con una oferta peronista que pretende ser distinta a la de Cristina que, siendo precandidata o no, no se quedará al margen de la elección que viene. Recordemos que supo decir que hará todo lo necesario para que no haya reelección de Macri.

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A los movimientos nacionales, como no puede ser de otra manera, le siguen los coletazos provinciales. Aquí también, durante la semana, se produjeron señales políticas demasiado fuertes. El cierre de la fábrica Alpargatas, que se suma a otras del sector industrial y, en menor medida, del sector comercial, no dejan bien parado al gobierno nacional. Sus aliados directos, el PRO y la legión radical que encabezan Brizuela del Moral y Ricardo Guzmán, se llamaron a un prudente silencio. Pero Raúl Jalil, autodefinido como un aliado de la Casa Rosada, tuvo que bregar con los reclamos gremiales y, en medio de ellos, hizo declaraciones que impactaron en los mentideros de la política y en la mismísima Casa de Gobierno. Ante el periodista Oscar Figueroa, si bien aclaró que se dedica a la gestión de intendente, no descartó disputar la gobernación y hasta ser impulsado por la llamada renovación peronista. Sobre el filo de la semana, en trasmisión directa al gobierno provincial, afirmó no estar preparado para ser vicegobernador. ¿Respondió de antemano a un ofrecimiento en este sentido? Pareciere que sí.

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A tono con el advenimiento de los fragores electorales, desde el gobierno hubo voces que insisten con un tercer mandato de Lucía Corpacci, aunque ella todavía no haya movido los labios para indicar tal posibilidad. No solo eso. Tampoco da indicios concretos sobre la fecha de elecciones y todo lo que se especula, en la mayoría de los casos, son travesuras políticas de los niveles intermediarios. Lo que está claro es que los tiempos se acortan y en octubre, que comienza este lunes, surgirá la definición. La posibilidad que las elecciones se realicen un domingo de marzo, de acuerdo al calendario, indica como fechas posibles a los días 3, 10,17 y 31 de marzo (el 24 no, por tratarse del día de la memoria), lo que obligaría a disputas las primarias, o PASO, en cualquiera de los domingos de diciembre: 2, 9, 16 ó 30. En tal caso, la convocatoria de la gobernadora debería decretarse el próximo martes para el caso de las provinciales el 3 de marzo. El último plazo, siguiendo el calendario, sería el 30 de octubre para llevar la disputa provincial al 31 de marzo. Y como en este tema todos apuestan, nosotros vamos a hacer lo mismo, con el riesgo de estrellar la quijada contra el suelo. ¡Las elecciones 2019 serán el 27 de octubre, con PASO en agosto y cierre de listas de precandidatos el 29 de junio! ¡Hagan juego señores!

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En redes sociales hubo una recordación para la llamada renovación peronista. Según se pudo leer en facebook, Carlos Manuel Moreno, militante de “la reno”, expresó su disconformidad al escribir cosas como éstas. “La verdad que me da mucha impotencia. De ver como hacen de lado a los verdaderos dirigentes de la política. Hoy en día hay funcionarios que se creen con poder y decisión. No se dan cuenta que si están detrás de un escritorio es gracias al pueblo y a los que anduvimos tocando puertas, pintando paredes, tocando bombos, etc. Yo no me callo más…ni me dejo usar más. Al final de la historia los que menos votos tienen son los que se quedan con los mejores cargos y no los que se hicieron cargo de los compromisos para que ellos estén de saco y corbata. Ya me usaron mucho y quedé mal ante la sociedad por culpa de estas lacras. Ahora se va a saber la verdad”. Hasta allí el texto cargado de resentimiento. La bronca, según nos dijeron, viene del hecho que las poltronas se reparten entre tres o cuatro figuras, lo cual es cierto. Independiente de ello, “¿cuál será la verdad?”.

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Después del cónclave antikirchnerista del pasado miércoles, es un hecho que el gobernador de Salta piensa jugar fuerte en la venidera tenida electoral. Como no puede ser gobernador por tercera vez, su objetivo es integrar la fórmula de presidente y vice o, cuando menos, ir por una banca nacional. Estas circunstancias colocan a su primo Dalmacio Mera, el senador nacional, como eventual armador del sector dentro de la provincia. En esa dirección, se especula que podría unir fuerzas con la llamada renovación peronista y el residual castillista, sector éste que pretende el armado de un gran frente electoral para derrotar al gobierno provincial. La maniobra, como lo dijimos en entregas anteriores, está en marcha y tiene algunos guiños mediáticos conocidos por su permanente afán de impulsar movidas orientadas “a tener poder desde las sombras”.

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Volvemos a las redes, ya definitivamente integradas a la información, aunque tengan un valor relativo por su falta de credibilidad. Creemos, honestamente, que en las últimas horas el concejal Simón Hernández (Movilización-Cambiemos) cometió un gravísimo pecado contra la dignidad humana. Fue al señalar que a becados o contratados se los debía utilizar, mientras durara el paro del gremio municipal, para levantar la basura. Seguramente imaginó que sus palabras contribuían a una solución para la comunidad, lo cual no se puede discutir, sin medir que no es bueno estigmatizar a beneficiarios de empleos precarios sin antes consultarlos si están dispuestos a hacerlo. Cuando acordaron incorporarse a las planillas municipales nadie les aclaró que, por su condición de precarios, estarían obligados a cumplir cualquiera tarea por el pensamiento apriorístico de que son unos vagos, lo que subconscientemente piensa un pedazo grande de la sociedad. Tal vez, por ello, la respuesta del gremialista Walter Arévalo fue durísima para con Hernández, al calificarlo de “parásito” e invitarlo a que se ponga la ropa de grafa y vaya él mismo a levantar la basura. Sin dudas, un durísimo contragolpe para una insinuación poco feliz del concejal.

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Los ya exempleados de Alpargatas están que trinan contra el presidente Mauricio Macri, al que responsabilizan de todos sus males y penurias. En gran medida, la reacción vino por los discursos de algunos representantes de Cambiemos dentro de la provincia, quienes ponderaron la existencia de un seguro de desempleo que el titular del Poder Ejecutivo, al poner en marcha su gestión, aumentó considerablemente. Para quienes ya no tienen trabajo y están sumidos en la tristeza, que le digan que le van a pagar un seguro ampliado por tantos meses, es como recibir una segunda puñalada en medio de la desesperación que generan los despidos. Para peor, algunos comunicadores y comunicadoras valoraron como harto positivo el otorgamiento de estas limosnas creadas con el solo fin de producir despidos. Se trata de una de las tantas consecuencias del cierre de un ícono de la industria nacional que, por más de 30 años, supo referenciar institucionalmente a Catamarca.

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” de la fecha con el repaso de acontecimientos ocurridos hace un cuarto de siglo. Hacia fines de septiembre de 1993, el exgobernador Arnoldo Aníbal Castillo se declaraba reformista y pensaba en un cambio de la Constitución provincial. Declaraba en aquel momento “le hice juicio y le gané a la Constitución, por lo tanto bienvenida sea una reforma”. Con picardía, el caudillo radical se refería a la elección del 1 de diciembre de 1991 en la que resultó electo pero, en verdad, no debía haber participado, en razón de que lo prohibía expresamente el punto 6 del artículo 131, que dice lo siguiente: “Para ser elegido gobernador o vicegobernador se requieren…..6.-No haber ejercido funciones de gobernador, interventor federal, ministro del Poder Ejecutivo o juez de la Corte de Justicia en tiempos de facto”. El caso es que Arnoldo gobernó desde 1981 hasta 1983 en plena dictadura militar, por lo cual realizó una presentación en la Justicia que, dominada por la intervención federal de Luis Prol, le habilitó su candidatura. De esta forma se dejó de lado al abogado Pedro Guillermo Villarroel, que terminó como senador nacional por el período 1992-2001. Sobre el anhelo reformista no pasó nada. Hasta hoy sigue la misma Constitución y la facción radical, hace un par de años, le frustró la reforma que propuso la gobernadora Corpacci.