Hasta ahora, por las diferencias que se expresan en acciones concretas y discursos, la interna interminable la viven los radicales y, en menor medida, los integrantes del PRO. En la Coalición Cívica es muy difícil que ocurra tal cosa porque son escasos y, exclusivamente, se referencian en el diputado provincial Rubén Manzi. En el gobierno provincial, lo que es decir Frente Justicialista para la Victoria, las cosas venían tranquilas hasta el sábado pasado cuando, en el norteño complejo “Carrazana”, se produjo un plenario de la llamada Renovación Peronista, el sector que conducen desde hace más de 30 años el diputado provincial Fernando Jalil y el senador de la Capital, Jorge Moreno. Precisamente estos dos legisladores –más algunas definiciones del también legislador, Sergio Saracho- fueron los oradores centrales de la reunión y, aunque no nombraron ni al gobierno provincial ni a Lucía Corpacci, lanzaron algunas frases que resultan demasiado elocuentes sobre el futuro. Los muchachos, como lo dijimos en numerosas oportunidades, necesitan seguir viviendo de la política –como todos los que actúan en la rentable actividad- y van a pelear su continuidad en 2019. Precisamente el saujilista Saracho, quien durante su carrera ofició de secretario de Jorge Moreno, fue el más incisivo. Sin anestesia, expresó “vamos a construir un espacio político que va a gobernar Catamarca en 2019” o “la renovación tiene personas capaces y con sentido común para alcanzar la primera magistratura en 2019”. Se acepte o no se acepte, fue un mensaje directo a la Casa de Gobierno. En cuanto a “las personas” de las que habla Saracho, sabemos de sobra quiénes son. ¡Los de siempre! ¡Los llamados fenicios!

Tarde o temprano, la avanzada “jalilmorenista” iba a hacerse realidad, toda vez que Fernando y Jorge finalizan sus mandatos en diciembre de 2019 y también lo hacen otros compañeros de ruta: Jorge Rubén Andersch (hoy más neutral), el nombrado Sergio Saracho, Macarena Herrera, Ramón Horacio Sierralta y Luis Alejandro Saadi. Si no reeligen, en lo que sea, el sector que tanto beneficios les otorgó correría el riesgo de desaparecer. Por eso mismo se lanzaron en la desapacible jornada del sábado y, en el arranque, apuntan alto. Como lo destacamos anteriormente, irían por la primera magistratura, con lo cual resulta inevitable que tengan que sostener una interna dentro del oficialismo donde, hasta ahora, los únicos precandidatos eran Lucía Corpacci y el intendente de la Capital, Raúl Jalil. Si alguien imaginaba una interna o una fórmula de consenso era entre ellos. Ahora tenemos la alternativa de la llamada renovación que, como se sabe, jamás se renueva. Fernando Jalil o Jorge Moreno, invariablemente, se anotan para todos los cargos, del primero al último. Para el resto quedan los “saldos y retazos” de la política.

Por las dudas, en el plenario que según los organizadores reunió a representantes de toda la provincia, hubo una frase de Fernando Jalil que posiblemente refleje sus verdaderas intenciones. Fue cuando señaló “este no es el fin de Jalil, es el inicio”. Como se sabe, Raúl Jalil completará su segundo mandato en diciembre del próximo año y, de acuerdo a la letra de la Carta Orgánica, no puede ser reelecto. Si Fernando se convirtiera en el sucesor de su hermano, como pudo sugerirlo, el apellido Jalil seguiría íntimamente asociado a la conducción municipal capitalina. Claro está que se trata de un camino empinado y difícil de superar. Dentro del peronismo tendría algunos rivales, como podría ser el concejal Maximiliano Mascheroni o el secretario de Deportes, Maximiliano Brumec, a los que podrían sumarse otros. Uno de ellos, al que se alude con insistencia en diferentes sectores y en las redes sociales, es Fidel Sáenz, el exdiputado provincial, exsecretario de Asuntos Municipales y actual conductor de la Secretaría de la Vivienda.

Otro bocadillo imperdible del cónclave “Jalil-morenista” fueron las referencias que los organizadores tuvieron sobre el peronismo. El senador provincial, como lo hace habitualmente en tiempos de campaña, recordó “las renuncias del sector en 2011 y 2015 para que continúe gobernando el peronismo”. En ese sentido, hay que hacer algunas aclaraciones. No fueron renuncias, fueron trueques. En 2011 aceptaron que la Casa Rosada bendijera a Lucía Corpacci (ya venía de vencer claramente al peronismo orgánico, en 2009, con el Frente para la Victoria) a cambio de las diputaciones para Fernando y Jorge y, en 2015, volvieron a negociar la renovación de sus bancas, desde las cuales apretaron siempre al gobierno a la hora de tratar leyes de importancia. Aparte que, ambos, como buenos arietes de la política, consiguieron quedarse con la presidencia de la cámara de Diputados en diferentes momentos. Fernando Jalil, también el sábado, añadió una poco convincente pertenencia al peronismo. Dijo, textualmente, “para los que no me conocen. Soy afiliado peronista desde 1982, antes del inicio de la democracia”. Seguramente quiso referirse a la restauración de la democracia. El dato, por varias razones, es dudoso, pero suponiendo se ajuste a la verdad, hay que decir que el diputado Jalil nunca fue caracterizado como “un fanático” del peronismo. Y si lo era, lo disimuló a la perfección.

“El que calla, otorga”. La frase se aplica para las más variadas situaciones de vida, pero en la política es casi un axioma. La denuncia realizada por el exsecretario Parlamentario de la cámara de Diputados, el abogado Sergio García, que con papeles de prueba exhibió la existencia de decretos mellizos en la cámara baja, no ha sido respondida, con lo cual debe entenderse que se acepta en silencio la irregularidad. Los decretos mellizos, como lo expresó el abogado en su denuncia pública y ante las autoridades del Tribunal de Cuentas, podrían contener anormalidades en el registro de altas y bajas del personal, de lo cual derivarían manejos de dinero nada transparentes. Con anterioridad, cabe destacarlo, García había denunciado el nombramiento en la misma Cámara de un menor de edad, al que se le habría fraguado su documento para acomodar el decreto. Falsas o verdaderas, las denuncias nunca fueron desmentidas por las viejas y nuevas autoridades de la Cámara (Marcelo Rivera y Fernando Jalil). Entonces, bien vale pensar que el silencio oficial respalda la denuncia de García.

Conforme lo anunciamos, las nuevas medidas económicas dispuestas por el Gobierno nacional iban a traer malas noticias para la provincia. Por lo pronto y hasta que se despeje el panorama, está confirmada la restitución de retenciones a la actividad minera, algo que el presidente Macri destacó como un logro propio hace dos años cuando, en compañía de los gobernadores Uñac y Lucía Corpacci, firmó el decreto respectivo. Pero, además, el ministro Nicolás Dujovne ratificó que los subsidios al transporte deberán ser asumidos por las provincias, lo cual puede traer desbarajustes complementarios, que se suman a los provocados por la quita del fondo sojero. En relación con el transporte, recordemos que durante el presente año se produjeron numerosos despidos en el sector y uno de los problemas que esgrimieron las empresas era que el subsidio no alcanzaba para mantener los planteles de empleados. Ahora la complicación será doble porque, directamente, se termina el subsidio. Sin la intervención del gobierno provincial, las empresas no tendrían otro camino que elevar ostensiblemente el precio del boleto para compensar los costos, en los cuales hay que incluir el aumento sostenido de los combustibles. ¡Tiempos de ajuste! ¡Tiempos del FMI!

La respuesta inicial a las restricciones que anunció la Casa Rosada, al menos ayer, fue una nueva caída de la moneda nacional. El dólar avanzó algo más de un peso y, en algún momento, volvió a rozar los 40 mangos. También esta situación, la referida al tipo de cambio, es analizada por las autoridades locales con lógica preocupación. A la pobreza existente, se va a sumar un valor diferente del salario, virtualmente ultrajado por la brutal devaluación. Y ni hablar de obras públicas. En ese sentido, el intendente Raúl Jalil advirtió que la suba de la moneda extranjera “le influye muy mal” en sus planes generales que, a lo largo de casi siete años, llevó adelante en forma sostenida. Uno de los insumos básicos de la gestión municipal, el asfalto, tiene directa relación con el precio del dólar, por lo que no debería extrañar que varias obras vayan aquietándose en los próximos meses. Una solución alternativa para los escollos que se vienen podría ser la toma de créditos, lo cual es posible porque la provincia ha sabido manejar las cuentas públicas con austeridad, lo que le ha valido en algún momento duplicar su superávit.

RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” de la fecha con el repaso de acontecimientos del pasado.
El primer día de septiembre de 1993 se conocía una noticia judicial que, en su momento, provocó consternación. El Juzgado N° 16 de la Capital Federal sobreseía total y definitivamente a Ángel Arturo Luque, un personaje clave de la historia catamarqueña de los últimos 50 años que, siendo diputado nacional, había sido acusado de “apología del delito”. El hombre, con mucho poder dentro del saadismo y con llegada directa al expresidente Menem, dentro del Caso Morales, había dicho que si su hijo (Guillermo) hubiera sido el asesino de María Soledad, el cadáver no aparecía. Eso le costó la banca nacional que debía ocupar hasta diciembre de 1993. Sin intentar justificar semejante exabrupto, hay que decir que la judicialización de la política nunca conduce a lograr los remedios deseados. Lo mismo que la politización de la Justicia, lo que está ocurriendo por estos días. En el caso del conocido “gordo” Luque le quitaron la banca y, ulteriormente, la Justicia proclamó que no había cometido delito.

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