Apuntes del Secretario

domingo, 20 de enero de 2019 00:00
domingo, 20 de enero de 2019 00:00

Aun no se sabe si Rubén Manzi, finalmente, será candidato a gobernador. Eso dependerá de decisiones locales y nacionales que todavía no han sido debidamente clarificadas y que podrían comenzar a discutirse una vez que se defina cuándo serán las elecciones provinciales, lo que ocurrirá a fin de mes. O días antes. Resultan aventuradas, entonces, las afirmaciones en una alianza como Cambiemos que, a nivel local, mantiene grietas que no puede remediar y que tornan relativas hasta las cuestiones más elementales. Sin embargo, lo que nadie puede poner en duda es que el afamado médico viene haciendo méritos como para quedarse con la candidatura y discutirle el poder provincial al peronismo. Desde hace más de un año que, digamos, está en campaña y para ello ha limitado hasta lo mínimo indispensable su actividad profesional. Aparte de su actuación en la Legislatura provincial, donde ejerce como diputado, ha realizado numerosos viajes a la Capital Federal en busca de los apoyos que requiere del macrismo y también se ha dado tiempo para hacer pie en algunos lugares del interior. De esta manera, por vía de la prensa, se mantiene en el tapete y hace política como ningún otro dentro de Cambiemos. ¿Alcanza ese despliegue para convencer a la Casa Rosada y a los capitostes radicales de estas tierras que perdieron el poder hace más de siete años y, aun veteranos, intentan recuperarlo? Esa es la pregunta que menudea en todas las reuniones políticas de la oposición y, cuando mucho, obtiene como repuesta un indescifrable “puede ser”.

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Si vamos a las cosas concretas a favor de Manzi, anotamos dos. La primera: está en campaña y se calzó el traje de candidato hace rato. La segunda: cuenta a nivel nacional con el apoyo fundamental de Elisa Carrió, la líder de la Coalición Cívica y mujer de gran influencia en la opinión del presidente Macri. Aparte de sus batallas contra el kirchnerismo (sin excluir a Massa, Duhalde y otros célebres “perucas”) y “amigos” como Angelici, Garavano, Nosiglia, Lorenzetti, Sica y Bullrich, entre varios más, la diputada nacional tendría decidido imponer a sus aliados en dos gobernaciones argentinas: Santa Fe y Catamarca. En la primera piensa darle pelea al radical José Corral con el diputado nacional Lucas Incicco y en nuestra provincia acompañará a Manzi a quien, no por casualidad, ubicó recientemente en la conducción nacional de la Coalición Cívica. A partir de aquí, lo que haga el postulante está por verse y resolverse. Dependerá, en gran medida, de los radicales. ¡Ninguna duda!

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Hablando de los radicales. La fractura entre dos grandes sectores -los que están adentro del comité provincial y los que están afuera de él- sigue expuesta y no se va a solucionar con analgésicos. Las proclamas de unidad que se escucharon en la última convención castillista son “cáscara vacía” y las expresiones del diputado Francisco Monti, indicando que están “listos para enfrentar la elección”, no dejan de ser expresión de deseos. Por lo que se percibe, la única salida hacia un acuerdo mínimo será una interna, la que solamente podría llevarse a cabo en una primaria hipotética si es que las elecciones se programan para octubre. Para marzo ya no hay margen de arreglo. Si Corpacci convoca en los próximos días, la lista completa de Cambiemos –o del Frente Cívico- la tendría que confeccionar “a dedo” el comité provincial o la Nación, lo que supone un agravamiento seguro de las relaciones.

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La gobernación, con este panorama, no es el único dilema de Cambiemos y de los radicales. En ese marco, crecen las chances de Manzi. El problema sigue con las otras candidaturas. Por ejemplo, son varios los que apuntan a Flavio Fama para que integre la boleta como aspirante a la intendencia capitalina. Se trata de otro hombre respetado, pero hay que ver si consigue consensos, mucho más habiendo pretendientes de valía como Roberto Gómez que, con el apoyo de su agrupación, llegará a la mesa de discusión final con el argumento de haber conseguido poco menos de 30.000 votos en la interna de 2017 por el cargo de diputado nacional. No son muchos los que pueden exhibir un antecedente de este tipo. Después de salvar los escollos principales (fórmula e intendencia capitalina), tocaría repartir las bancas expectables de la Legislatura, que son pocas para muchos oferentes, entre los que se cuentan el PRO, la Coalición Cívica y los dos o tres radicalismos distintos que, cada uno por su lado, habrá de pedir una porción de la torta.

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Otros que, de cara a las elecciones, observan desorientación son los peronistas Hugo “El Grillo” Avila y el senador nacional Dalmacio Mera. El exintendente de Tinogasta acaba de recibir un cachetazo impresionante con la pérdida efectiva del sello Unidad Ciudadana (el año pasado había sido conminado por la Justicia a no usarlo oficialmente), con el cual resurgió de las cenizas, hace dos años, al lograr una banca en la Legislatura. Dice que va a participar de las próximas elecciones, lo que se pone en duda por la soledad en que se mueve en estas épocas. Sabemos que tiene muchos amigos en el peronismo, pero la mayoría de ellos se alinean detrás de la dupla Corpacci-Jalil, a la que anatemizó en la última semana acusándola de ser funcional al macrismo. Un disparate. En todo caso fueron funcionales a los intereses de Catamarca.

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Lo de Dalmacio Mera tiene características parecidas, pero no iguales. De la vieja dirigencia que lo acompañaba, mientras fue vicegobernador (2011-2015), le quedan escasos exponentes. Oficialmente uno: la diputada Macarena Herrera, cuyo mandato vence el 10 de diciembre. Eso sí, allende las fronteras catamarqueñas, cuenta con un aliado de importancia como lo es el gobernador de Salta, su primo hermano Juan Manuel Urtubey. El hombre ha lanzado su candidatura presidencial y, si bien no remonta en las encuestas (no pasa del 5%), nadie puede objetar que tiene chances de negociar muchas cosas. No solo con el peronismo, sino con Macri, a quien defiende como pocos lo hacen y de quien espera ayuda. Mera se anota en ese terreno y, aunque no represente demasiado, ha salido a pintar en las paredes catamarqueñas el nombre de su primo como aspirante al Sillón de Rivadavia. Si situación, en términos reales, lo reiteramos, es parecida a la de “Grillo” Avila. Para peor no se pueden ni siquiera unir: uno se declara kirchnerista hasta la médula (Avila) y el otro se mueve en los terrenos del antikirchnerismo (Mera). Solamente coinciden en los desprecios a Lucía Corpacci y, en los últimos tiempos, a Raúl Jalil.

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Otra cuestión que está a la vista y tiene que ver con el peronismo se relaciona con la famosa Alternativa Federal, el sector que pretende diferenciarse del macrismo y del kirchnerismo y que, por las dudas no se sepa, tiene ya tres presidenciables, no uno. Esto es, Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa y Miguel Angel Pichetto. La cuarta figura importante es Juan Schiaretti, quien pretende menos que sus acompañantes. Se conforma con retener la gobernación de Córdoba. El viernes, desde la capital mediterránea, el salteño Urtubey señaló que se van a hacer listas en todo el país, a partir de lo cual debemos pensar en nuestra provincia. Nadie más que Mera podría ser el articulador local y, por qué no, el eventual candidato a gobernador. ¿Podrá llegarse a la instancia que el senador con mandato hasta 2021 compita ahora mismo contra Corpaci, Jalil, Manzi, Brizuela del Moral o quien sea? Aunque nadie se vuelve loco por una hipótesis como esta, no sería una jugada descabellada, ni cosa que se parezca. Dalmacio, desde 2011, tuvo entre ceja y ceja la intención de competir por la gobernación. ¿Por qué no?

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los comentarios políticos con la memoración de acontecimientos ocurridos un cuarto de siglo atrás. La minería generó en los últimos veinticinco años las más variadas discusiones. A principios de 1994, el gerente general de la empresa canadiense –Musto Corporation- que había hecho la exploración de Bajo la Alumbrera y era la dueña del proyecto, Patricio John, se reunía con el exintendente de Andalgalá, don Amadeo Olivera. Prácticamente se aseguraba en aquel encuentro que, una vez puesta en marcha la explotación, el material sería transportado desde Andalgalá al puerto de Rosario por ferrocarril, lo cual demandaba su rehabilitación. Ese fue uno de los tantos engaños de la época, mientras intereses subterráneos se movían bien lejos de la “Perla del Oeste”. Ni menemismo ni las empresas mineras, en momento alguno, pensaron en recuperar los trenes porque ya tenían acordado con Amalita Fortabat la salida por Tucumán, donde la multimillonaria empresaria contaba con la concesión del ferrocarril Mitre. Y tampoco sería la Musto la que llevaría a cabo la explotación. Esa empresa vendió el proyecto a la Alumbrera en cifras millonarias. ¡Gran negocio de los años 90!

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El exsenador nacional Mario Fadel había sido elegido por el peronismo, pero tenía muy buena relación con el Frente Cívico. De esta manera, se permitía realizar anuncios de suma importancia como el de finales de 1993 cuando afirmó que Catamarca iba a firmar el pacto fiscal, lo que efectivamente ocurriría. Aquella determinación que, finalmente, refrendó Arnoldo Castillo significaría un profundo ajuste y la entrega a la Nación de la Caja de Jubilaciones, lo que determinó una quita de la coparticipación federal del 15% a pedido del superministro, Domingo Felipe Cavallo.
 

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Comentarios

20/1/2019 | 09:28
#149006
Vamos Dalmacio!!!! Nos presentamos y ganamos seguro. Vos, tu esposa, la novia de Fama y Fama mismo alcanzan para ganar....

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