Solidaridad

domingo, 20 de enero de 2019 00:00
domingo, 20 de enero de 2019 00:00

Tenemos muchos defectos los catamarqueños, tenemos nuestras “mañas” y algunas conductas cuestionables, como la tendrán todos los pueblos, cada uno con su idioscincracia particular.

Pero también tenemos muchas virtudes, y si una cualidad nos da derecho a sentir orgullo es la solidaridad, que aflora en estas tierras cada vez que un comprovinciano aparece con dificultades.

En la semana que recién concluyó, El Esquiú.com dio a conocer el pedido de una mamá, Gisela Dalla Vía, quien contó que su hija padece parálisis cerebral extrema, y necesita una silla especial que todavía no llega.

Apenas la nota salió publicada, se multiplicaron los mensajes para ofrecerle ayuda.

Personas desconocidas se comunicaron con este medio y con la propia mujer, para proponerle el inicio de campañas, para reunir dinero o directamente para comprarle la silla.

En realidad no era necesario. El elemento que la niña necesita ya fue adquirido por la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP), y el pedido de la mamá se basaba en la demora para que se concrete la entrega.

Pero la respuesta de la gente surgió espontánea, como con Fermín, por quien se reunió una suma imposible para que hoy pueda crecer y jugar como cualquier chico; como cuando un pueblo se inunda, como cuando se arman peñas solidarias, o rifas barriales para acompañar una causa justa, como siempre...

Esta vez fue Paloma, de apenas 14 años, quien movilizó a los vecinos. Mañana será otro caso.

Ojalá que Catamarca nunca pierda ese interés por el prójimo, esa intención de ayudar, esa sensibilidad para acercarse a quien necesita que le tiendan una mano.

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