Lo que está sucediendo en Roma no tiene antecedentes en más de dos mil años de historia de la Iglesia Católica.Por primera vez el papa Francisco inauguró en el Vaticano un sínodo mundial sobre el Amazonas, tema candente por lo que sucede en la gigantesca reserva natural, y por la incidencia que los temas ambientales adquirieron en la agenda internacional. Participan obispos y cardenales de todo el mundo, pero también protagonistas directos, indígenas y otros invitados, para discutir la realidad amazónica y la de sus pueblos, su valor ecológico y los desafíos que se plantean. Las actividades se iniciaron el fin de semana pasado y se extenderán durante todo este mes. Como no podía ser de otra forma, Francisco consagró el sínodo sobre el Amazonas a la protección de San Francisco de Asis, considerado el primer ecologista de la Iglesia.

Es un hito lo que sucede, porque por primera vez se habla en profundidad, y en ese ámbito, de la región amazónica, una selva inmensa que se extiende por nueve naciones de Sudamérica (Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana francesa y República de Guyana) y que ganó tristemente relevancia en las noticias por los feroces incendios que azotaron la región en los últimos meses, sumados al calentamiento global que está viviendo la tierra y sus consecuentes desastres en los distintos continentes. El Amazonas es considerado “el pulmón del mundo” por ser la mayor reserva ecológica del planeta que por eso purifica el aire que se respira en todas partes. Un pontífice como Francisco, que a la ecología dedicó su primera encíclica “Laudato Si”, no quiso dejar pasar la oportunidad y ya en 2017 anunció que se haría este sínodo.

“Quien hace mal a la tierra acaba haciendo mal a los seres humanos y viceversa”, fue uno de los conceptos más sencillos e impactantes que se escucharon en la apertura del sínodo. Es de desear que se escuche en todo el mundo.