Editorial

Cecilia

viernes, 22 de noviembre de 2019 00:29
viernes, 22 de noviembre de 2019 00:29

A fines del siglo segundo después de Cristo, cuando la religión católica aún no era aceptada en el Imperio Romano, una joven devota llamada Cecilia fue obligada por sus padres a casarse con otro joven de la misma sociedad patricia: Valeriano. 
Al poco tiempo, luego de ser respectivamente instruido y bautizado por el Papa Urbano, el flamante esposo adoptó la religión de su mujer.


Una vez converso, junto a su hermano Tiburcio, se encomendaron a la labor prohibida de sepultar cadáveres cristianos. El hecho trajo consecuencias: los hermanos fueron arrestados y obligados a enunciar que solo adoraban a Júpiter. Esto nunca sucedió, y ante la negativa fueron torturados y condenados a muerte.


Luego le llegó el turno a Cecilia: fue arrestada y obligada a renunciar a la religión de Cristo. 
Sin embargo, al declarar que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera Fe, la joven fue trasladada hasta a un horno caliente para que la sofocación y los gases terminaran de ablandarla. Pero esto tampoco sucedió. 
A pesar del martirio, Cecilia cantó alabanzas a Dios y fue condenada a muerte. El 22 de noviembre del año 230, el alcalde romano Almaquio ordenó que le cortaran la cabeza. Y así fue.


Pero los tiempos cambiaron. Como es sabido, la religión católica comenzó a ser tolerada tras el Edicto de Milán, firmado por Constantino I el Grande en 313, y luego declarado culto oficial en el 380, por pedido de Teodosio I y a través del Edicto de Tesalónica.


Finalmente, en 1594, el Papa Gregorio XIII nombró a Cecilia como patrona de todos los músicos y los homenajes no tardaron en aparecer. 


Desde entonces, y de distintas maneras, todos los 22 de noviembre se celebra el Día de la Música.

0%
Satisfacción
0%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios

Otras Noticias