Editorial

Vemos menos

sábado, 23 de noviembre de 2019 00:36
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La Organización Mundial de la Salud publicó recientemente un informe que puso de manifiesto el aumento del número de personas con deficiencia visual, principalmente impulsado por factores como el envejecimiento de la población, los cambios en el estilo de vida y el acceso limitado a la atención oftalmológica, en particular en los países de ingresos bajos y medios.


Según este Informe mundial sobre la visión, más de mil millones de personas en todo el mundo viven con deficiencia visual porque no reciben la atención que necesitan para afecciones como la miopía, la hipermetropía, el glaucoma y las cataratas.


Las afecciones oculares y la deficiencia visual están muy extendidas, y con demasiada frecuencia siguen sin ser tratadas.
Las personas que necesitan atención oftalmológica deben poder recibir intervenciones de calidad sin sufrir dificultades financieras. Incluir la atención oftalmológica en los planes nacionales de salud y en los conjuntos esenciales de servicios es una parte importante del camino de cada país hacia la cobertura sanitaria universal.


Es inaceptable que 65 millones de personas sean ciegas o tengan problemas de vista cuando su visión podría haberse corregido de la noche a la mañana con una operación de cataratas, o que más de 800 millones de personas tengan dificultades para realizar sus actividades cotidianas porque no tienen acceso a los anteojos.


A nivel mundial, por lo menos 2.200 millones de personas tienen deficiencia visual o ceguera, de las cuales al menos 1.000 millones tienen una deficiencia visual que podría haberse evitado o que aún no ha sido tratada.


Es ese el detalle que más duele, que el problema no es una fatalidad inevitable, sino que la mayoría esos inconvenientes podrían desaparecer si se permitiera acceso a tratamientos a quienes lo necesitan.

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