En los últimos años, el microcentro capitalino y zonas aledañas ha tenido indudables mejoras en la revalorización de su arquitectura patrimonial, principalmente gracias a la recuperación de las fachadas alrededor de la plaza 25 de Mayo y a la restauración de edificios emblemáticos como la Catedral, la vieja casona de Octaviano Navarro y el antiguo Registro Civil, por calle Rivadavia.

Por otro lado, se crearon nuevos ámbitos como el Museo de la Virgen en lo que era la primera sede episcopal con que contó Catamarca.

También se le dio vida a varias plazas con la obra de La Alameda como hito. Ese espacio, un lugar abandonado a pesar de su historia y ubicación, fue reconvertido en un paseo muy concurrido y con gran cantidad de atractivos tanto para locales como para quienes nos visitan.

Un poco más lejos, el predio donde funcionó la residencia de Mardoqueo Molina -también sin uso por décadas- alberga ahora un centro de incentivo productivo y capacitación tecnológica sin parangón en todo el NOA.

Si bien la mayoría de estas obras fueron realizadas por la actual gestión municipal, hay que decir que algunas líneas de trabajo habían sido encaradas ya hace una década, cuando en la provincia y en la comuna había administraciones de signos diferentes a las actuales. Afortunadamente, en este aspecto de las políticas públicas se supo mantener una saludable continuidad.
En este esquema y a pesar de varios planes anunciados en diferentes momentos, sigue sin concretarse la prometida -y reclamada- restauración de la Manzana Franciscana, que alberga uno de los principales templos católicos de la provincia, además de áreas que usó Fray Mamerto Esquiú.

Más allá de la urgencia de la intervención general en este predio, por el deterioro que evidencia, por caso, el techo de la iglesia, precisa de una recuperación integral que lo convertiría en un nuevo atractivo turístico.

La reciente confirmación, en el Vaticano, de un milagro del ilustre fraile catamarqueño, insta a apurar las gestiones para conseguir el financiamiento que haga realidad una obra largamente demorada.