Editorial

Política de Estado

viernes, 29 de noviembre de 2019 00:27
viernes, 29 de noviembre de 2019 00:27

Uno de los aciertos de la gestión provincial que culmina en poco más de una semana fue la recuperación de la distribuidora de energía que había sido pasada a empresarios de dudosa reputación durante la ola de privatizaciones del menemismo, a la cual los gobiernos radicales adhirieron con entusiasmo. El resultado es conocido: el patrimonio de la vieja DECA fue prácticamente desguazado, sus activos vendidos y el servicio, en general, se fue deteriorando sin un correlato en inversiones. Esto sin contar prácticas irregulares denunciadas innumerables veces por entidades de usuarios.


La decisión de estatizar un servicio esencial y crear EC Sapem supuso la progresiva recuperación de la prestación. Con sus más y sus menos, se ampliaron las redes, se equiparon las instalaciones y se capacitó y jerarquizó el recurso humano y técnico. De esta manera, el suministro comenzó a evidenciar notorias mejoras y se superaron algunos de los dramas que cada verano eran moneda frecuente, especialmente en el ámbito capitalino.


El modelo de gestión de EC Sapem podría servir a los planes que la nueva administración anunció para el servicio sanitario. Puntualmente, el futuro ministro del área dijo que la empresa Aguas de Catamarca pasaría a tener jurisdicción provincial. Hasta ahora, sólo sirve a Capital, Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú -herencia de otra privatización fallida del Frente Cívico-, mientras que el resto del territorio está bajo una dependencia de Servicios Públicos, la DASI. La idea, ahora, sería unificar toda la prestación de agua potable en una única firma que también debería pasar por un proceso legal y de fortalecimiento para operar adecuadamente atendiendo las singularidades de las distintas zonas de Catamarca.


Los servicios públicos son parte de los derechos básicos de la ciudadanía. En nuestra provincia, hubo durante mucho tiempo una desatención crónica que fue acompañada por la indolencia de los organismos de control. La decisión política de empezar un camino de mejoramiento que aún hoy se sostiene, aunque con ritmo más lento, debe mantenerse y consolidarse sin importar el cambio de gobierno, entendiendo que este tema debe constituir una auténtica política de Estado.

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