Editorial

Muros

miércoles, 11 de diciembre de 2019 00:22
miércoles, 11 de diciembre de 2019 00:22

Alberto Fernández usó la metáfora de los muros para graficar las divisiones que separan a argentinos y argentinas, y que  -dijo- hace falta sortear “para poner al país de pie”. Habló de muros “del rencor y del odio”, de muros “del despilfarro de nuestras energías productivas” e incluso de “muros emocionales” que impiden la convivencia y, al mismo tiempo, “comprender que nadie sobra”. Un párrafo aparte lo tuvo para el “muro del hambre”, que “deja a millones de argentinos afuera de la mesa”, según consideró en la víspera ante la Asamblea Legislativa.


Aunque algún dirigente, ahora enrolado en la oposición, habló del hambre como un mero concepto de cuestionamiento político, es claro que vastos sectores de la población sufren de inseguridad alimentaria por las políticas que aplicó la administración saliente.


Ya en la campaña, el actual jefe de Estado habló largamente sobre el hambre. En un argumento conocido pero no por eso menos vigente, recordó la capacidad del país para producir alimentos. También se refirió al deterioro social y económico que impide a muchísimas familias asegurarse la provisión básica de comida. “Más de 15 millones de personas están sufriendo de inseguridad alimentaria en uno de los países productores del mundo”, subrayó el mandatario, al resaltar que “toda la Argentina unida le tiene que poner un freno a esta catástrofe social”.


En este marco, anunció la inmediata puesta en marcha del Consejo en el que participan actores gubernamentales y del tercer sector, así como personalidades de los medios y la cultura, para delinear las principales metas de trabajo en este plan para garantizar alimentos para toda la población.


La implementación de un sistema parecido a la Tarjeta Familia catamarqueña y el refuerzo en el sistema de comedores  figuran entre las primeras medidas a tomar. En cuanto al trabajo territorial, también se recurrirá a programas como el Pro Huerta del INTA, que permite producir insumos básicos en espacios autogestionados.


De lo que no caben dudas es de que deben operarse cuanto antes los mecanismos para atacar este verdadero drama social, inexplicable -y a esta altura intolerable- en un país rico como Argentina.
 

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