Resultan curiosas las voces críticas que, desde distintos sectores, salieron a cuestionar el impuesto del 30 por ciento sobre las operaciones en dólares, tanto para la adquisición de bienes o viajes al exterior como para la compra de la moneda norteamericana para atesoramiento. No se recuerda que esas voces hayan cuestionado las sucesivas devaluaciones que encarecieron la divisa en más del 600 por ciento durante el periodo macrista.

La medida forma parte del paquete de emergencia enviado por la nueva administración nacional al Congreso y tiene, por un lado, un fin redistributivista, ya que el grueso de lo que se recaude servirá para financiar políticas sociales. El otro, de máxima relevancia, es desalentar el gasto en moneda extranjera, incentivar el ahorro en pesos argentinos y, de paso, buscar que el que tiene un resto para viajar, lo haga por nuestro país.

El último punto fue destacado por referentes del sector turístico catamarqueño, como se informa en la edición de hoy de El Esquiú.com, quienes esperan que se incremente el movimiento dentro del territorio nacional, lo que podría beneficiar enormemente a distritos que se están posicionando, como Catamarca.

En este espacio editorial se remarcó muchas veces que nuestra provincia tiene muchísimas opciones, no siempre valoradas por los locales. Bellos paisajes, cultura, historia y gastronomía que son diferentes según la región que se visite, componen una diversidad de atractivos que habilita a pasar unos días de descanso a un precio asequible en comparación con otros lugares del país.

Por supuesto -y esto también se reclama siempre- debe seguir fortaleciéndose la oferta de servicios, cuestión esencial para el turismo. Comidas y alojamiento, centralmente, pero también alternativas recreativas deben crecer para los potenciales visitantes.
Queda para el Estado sacar algún régimen de incentivos, como préstamos a tasas blandas a través de Capresca, por ejemplo, a fin de que el interior sea elegido por más catamarqueños. Lo central: entender que el actual contexto, a pesar de la crisis imperante, puede dar otras oportunidades a territorios largamente postergados.