El Gobierno remitió a la Legislatura el proyecto de modificación del organigrama provincial, a fin de dar mayor jerarquía a varias áreas y crear otras. El electo y próximo gobernador Raúl Jalil tendrá una gestión con 17 ministerios, más del doble que la actual administración.

Según se pudo conocer de la propuesta, se posicionarán con un nuevo rango dependencias estratégicas: Seguridad, Minería, Comunicaciones. En el caso de Deportes, será absorbida por la cartera social, lo cual habla de una complejización de sus funciones, como se abordó en este mismo espacio editorial.

Claramente, la reformulación del área social de la Provincia sigue la imagen de su par nacional, una gigantesca estructura dedicada -al menos así lo era un lustro atrás- a la promoción integral y empoderamiento de los sectores menos favorecidos de la sociedad.

Siguiendo esta línea, podrían aprovecharse los cambios ministeriales para que se incorporen dependencias que atiendan de manera más eficaz las nuevas demandas de la comunidad.

En el caso del área social y a pesar de lo mucho que se avanzó en diversidad sexual -existe desde hace casi una década una ley de matrimonio igualitario y otra de identidad de género-, esta temática carece de una oficina que aplique, en todo el territorio catamarqueño, políticas públicas específicas para el colectivo.

Pero además, la dirección de Mujer es también de “Infancia y familia”, lo cual habla de una visión muy sesgada y conservadora de la cuestión de género.

De manera que el aggiornamiento de la burocracia estatal debe incluir, necesariamente, este tipo de asuntos que tienen que ver con necesidades que surgen de cómo se van reconfigurando los distintos sectores ciudadanos.

Evidentemente, la formalidad de una estructura propia debe acompañarse con los presupuestos que permitan ejecutar programas y planes que pueden surgir de diseños más participativos.

Lo más importante: que esta reorganización ministerial no sea sólo una cuestión de forma, sino que colabore efectivamente al desarrollo social.