Durante los intensos debates que tuvieron lugar el año pasado -prácticamente en todos los ámbitos de la vida pública- a propósito del proyecto por la despenalización del aborto, quienes estaban involucrados en el tema -los pro y los anti- coincidieron mucho en una cosa: en la necesidad de reforzar las estrategias preventivas.

Claro que al ser sobre la interrupción legal del embarazo, las consideraciones giraban alrededor de evitar que la mujer quede encinta, de manera que no se le pase por la mente el odiado aborto. Por eso se hablaba de medidas que iban desde la abstinencia al uso de métodos anticonceptivos variados, no siempre accesibles cuando se trata de mujeres en situación vulnerable.

Hubo un capítulo aparte para el preservativo, al que algún médico de conocida militancia derechosa tildó de “ineficaz”, desalentando su uso.

Menos se discutió sobre la importancia central que este método tiene para evitar la transmisión de enfermedades potencialmente mortales como el VIH-Sida, la hepatitis B y C o la sífilis.

Llamó la atención, justamente, que muchos debates se hayan enfocado exclusivamente en la anticoncepción, cuando el preservativo permite una práctica sexual segura, resultando en una barrera eficaz para evitar el contagio de esas patologías tan problemáticas.

Contra lo que se cree, su uso no está difundido ni aun en las poblaciones más jóvenes. Según una encuesta que circuló en estos días, solo el 14,5 por ciento de las personas dijo utilizar preservativos en todas sus relaciones sexuales, lo que implica que la mayoría no lo hace siempre y en el caso de los jóvenes, muchos los utilizan de forma incorrecta.

Embarazos no deseados, infecciones virales que pueden costar la vida y todos los problemas relacionados de estas situaciones, pueden ser evitados si se difunde adecuadamente la importancia del uso del preservativo, lo que debe incluir instancias educativas y de sensibilización entre padres e hijos a favor de prácticas sexuales seguras. 
Se acerca el “Día del Condón”, momento propicio para que desde organismos y ONG intensifiquen acciones a favor de un elemento central para la salud pública.