Así como cada tanto el Estadio Bicentenario es objeto de polémica y cruces entre oficialistas y opositores, fundamentalmente por las responsabilidades que unos y otros se achacan en cuanto a la construcción/mantenimiento, o el gasto irresponsable de una ingente cantidad de recursos que ya no están disponibles, también aparecen en la agenda obras de envergadura vinculadas a los servicios, aún inconclusas. Una de ellas es el acueducto Pirquitas-Capital, iniciada durante la anterior gestión y que, pese a los años que lleva el actual gobierno, no puede ser terminada.

A diferencia del “Coloso de la Loma”, sobre el acueducto no hay discusión sobre su conveniencia y necesidad de inversión para fortalecer una prestación históricamente deficitaria en la capital catamarqueña. El diseño acertó en incorporar al dique de Fray Mamerto Esquiú como fuente de agua para la ciudad y alrededores. Al pie del embalse se realiza la potabilización y, mediante un caño que recorre paralelo a la ruta 1, llega a la ciudad sin necesidad de bombas impulsoras, con lo cual se ahorra electricidad. Este primer tramo pudo ser concretado y restaba el segundo que uniría el ducto de ruta 1 con la cisterna de las 500 viviendas, a través de la Quebrada de Moreira. Es la obra que, a pesar de muchas promesas, no ha logrado ser realidad.

Similar situación vive la línea eléctrica que vincula San Martín -Capayán- con San Fernando del Valle. Su puesta en marcha también reportaría una mejora notable en la calidad de la prestación -la de energía- pero, sobre todo, daría un horizonte de previsibildad a futuro para la inclusión de cientos de nuevos usuarios. Este tendido tiene un grado considerable de avance pero restan trabajos y los trámites de habilitación ante las autoridades nacionales para que esté operativo.

La génesis de ambas obras así como su progresión en el tiempo es responsabilidad de administraciones de diferente signo político. Afortunadamente, se ha dado continuidad a los trabajos más allá de inexplicables dilaciones que no sólo tienen que ver con la disponibilidad de dinero. Está de más decir la importancia estratégica que tienen para mejorar la vida de los habitantes del principal núcleo urbano de Catamarca.

Por eso es fundamental que, más allá de las disputas obligadas por la coyuntura política, se acuerden gestiones conjuntas que lleven a buen puerto dos infraestructuras clave.