Desde la bancada periodística

La temible Elisa Carrió mira hacia Catamarca

sábado, 9 de febrero de 2019 01:03

Muchos la odian. A veces con razón y otra veces sin ella. También hay muchos que la quieren y la respetan. Pero hay un tercer grupo, de pocos, donde le tienen miedo. Se trata de quienes, paradójicamente, son sus aliados en el gobierno nacional y la alianza Cambiemos.

No hace falta pensar demasiado para llegar a una conclusión. Hablamos de Elisa Carrió, la diputada nacional nacida en el Chaco, que atiende en la Capital Federal y, queda claro, representa al gobierno de Macri en toda la geografía nacional.

Esta señora, de militancia extenuante dentro de la política –a los primeros que hizo renegar fue a los alfonsinistas, después atormentó a los menemistas y, finalmente, se encarnizó con los kirchneristas-, es hoy una de las mayores preocupaciones del presidente de la Nación y, entre esas preocupaciones, increíblemente, se filtró Catamarca, la modesta provincia del noroeste argentino que, teóricamente, si de votos se trata, nada tiene que ver con el destino de la Argentina de finales de 2019. Esos dilemas están centrados lejos de la cordillera. Se juegan en la pampa húmeda, donde se concentra más del 60% de la población votante.

A pesar del raquitismo demográfico, sin embargo, la provincia se mete en los intersticios de una partida nacional donde todo tiene que ver con todo.

 

Sumisa, con condiciones

Hacia fines de 2018, las invectivas de Carrio contra Macri llegaron a su punto máximo. Aparte de amenazar con juicios políticos a uno de sus ministros –Garavano- y a varios de sus amigos, con el boquense Angelici a la cabeza, aseguró haberle perdido la confianza al Jefe de Estado.

Lejos de entrar en discusiones que pudieran azuzar los fuegos internos, Macri se llamó a silencio y propuso un distanciamiento de meses. Fue táctica acertada para calmar las furias espasmódicas que suelen atacar a la diputada nacional y aterrorizan a los inquilinos de la Casa Rosada.

Cuando se volvió a topar cara a cara con Macri, Carrió se había aflojado y no solamente frenó su artillería. De pronto, se olvidó de los cruces que meten miedo y acordó volver al cauce político que le imponen las circunstancias. Se comprometió a declinar posiciones extremas y aceptó, con condiciones previas, trabajar en la campaña que aliente la reelección del actual presidente.

Fue cuando surgió el “expediente Catamarca”, que no es otra cosa que darle poderes plenos para que Carrió, llegado el momento, opere sobre la provincia y aliente a su delfín, el médico Rubén Manzi, en la avanzada hacia la gobernación.

Aparte de Catamarca, la legisladora pidió trabajar con sus propios candidatos sobre otra jurisdicción, Santa Fe. El guiño que recibió para acompañar a Manzi, en el segundo caso habría sido esquivo o, por lo menos, no está confirmado.

El movimiento del tablero, en definitiva, partió de un gran acuerdo, sellado bajo ciertos imperativos. El silencio y la compostura de Carrió a cambio de prerrogativas. Entre ellas se incluye nuestra provincia.

 

El reparto complementario

Lo comentado, obviamente, estaría asegurando la precandidatura en las PASO y, si consigue superarlas, las generales del 27 de octubre para Rubén Manzi, quien sigue en campaña y cada semana sostiene reuniones con autoridades nacionales –en la presente estuvo con el ministro Frigerio y su segundo, García de Luca- en las que luce el traje de candidato. De hecho, todos esos encuentros tienen que ver con la situación política de Catamarca y las perspectivas electorales, pero los distintos interlocutores saben que detrás del reconocido neucirujano está Elisa Carrió.

No se saben tres cosas. 1.- Cuándo vendrá la diputada a Catamarca a refrendar lo que parece estar escrito. 2.- Cómo armonizará una campaña donde serán indispensables los recursos económicos. 3.- Cómo repartiría el poder provincial, porque aparte de la Coalición Cívica hay que considerar la participación del PRO y, especialmente, las dos vertientes de la UCR, dueña efectiva del sello con mayor identidad: el Frente Cívico.

 

La Capital “castillista”

Aparte del “expediente Manzi”, otro trámite que estaría asegurado en los laboratorios porteños de Cambiemos es el de la capital catamarqueña, la cabecera de playa de cualquier plan electoral.

La preciada intendencia que, hasta fin de año, controlará Raúl Jalil forma parte del arreglo principal que se urdió recientemente. Ese territorio sería controlado por el castillismo, para quien Flavio Fama es el postulante ideal, aunque el rector de la UNCa ande vociferando que pretendería una candidatura a gobernador por consenso, algo más difícil que conseguir lealtades en el peronismo.

Aparte de Fama, otro nombre que en filas castillistas es muy bien mirado es el de Luis Fadel, el actual titular del PAMI, quien perdiera la elección de 2011 con Raúl Jalil por una diferencia apenas superior a los 1.000 votos.

 

Los bandos faltantes

Hasta aquí todo parece ordenado dentro de la perspectiva electoral de la oposición.  Manzi es un nombre importante y una esperanza para recuperar el poder perdido hace siete años y Fama llega al mundo de la política precedido de una gestión universitaria sin fisuras. Una radiografía de lo que era Eduardo Brizuela del Moral en 1991.

La gran duda está más allá de los dos nombres. Descontando que el PRO, por razones orgánicas, asumirá lo que ordene Buenos Aires y seguramente se someterá al esquema que pueda presentar Carrió, grandes sectores de la UCR y de Movilización no terminarán a los aplausos. Ellos también querrán su parte que, en varios casos, se superpone con lo que aparentemente estaría cerrado, esto es, gobernación e intendencia capitalina.

Es allí donde aparecen algunas situaciones paradojales que, en algún momento, habrán de plantearse. Por ejemplo, los casos de Eduardo Brizuela del Moral, Roberto Gómez y Alejandro Páez.

El primero, coinciden todos, es el radical con mejor intención de voto. Difícil que quiera seguir el proceso electoral desde su casa.

Gómez, que fue la revelación de la primaria de 2017 al conquistar más de 27.000 votos, ejerce en este tiempo la presidencia del comité Capital de la UCR, por lo que descontamos que tendrá interés en participar del armado del territorio que le toca presidir.

Otro que no sabemos qué decisión puede tomar es Alejandro Páez, el intendente de Andalgalá que preside la UCR y no tiene reelección. No se nos ocurre pensar que pueda conformarse con una banca de concejal en su tierra natal. Ser presidente del comité provincial, además, le otorga el plus de participar del debate por las candidaturas.
Si a Carrió le dieron poder para jugar en la interna catamarqueña y de otras provincias, como lo aseguran fuentes seguras y los principales informadores políticos del país, no las tendrá fácil por estas latitudes.

La candidatura de Rubén Manzi, su figura de referencia, es trascendente, pero no deja de ser una parte. Los radicales, que desde hace años sienten los rigores de la calle, querrán la suya y si no la consiguen no se quedarán cruzando los brazos. La alternativa de las PASO, entonces, surge nítida.

 

El Esquiú.com
 

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Comentarios

10/2/2019 | 10:23
#149006
El Rector de la UNCa solo piensa en gastar y gastar. Como decía un sabio...El que Adninistra y el que hace Gárgaras...ALGO TRAGA. Llevar la UNCa hasta los confines de la provincia es UN GASTO INUTIL. Den BECAS o hagan un Residencia Universitaria y AHORREN Pero Fama perderia plata...y eso NO LE GUSTA.
9/2/2019 | 09:02
#149005
El mejor candidato para gobernador es el dr. Roberto gomez tiene las manos y para intendente brizuela de moral para vice gobernador fama con esa formula gana cambiemos basta de ama de casas y los jalin vienen hacer negocios y enrriqueserse basta ya

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