El Secretario

lunes, 18 de marzo de 2019 02:28
lunes, 18 de marzo de 2019 02:28

La información brindada por medios nacionales detalla que Inés Blas, Oscar Castillo y Dalmacio Mera, los tres senadores que tiene Catamarca en el Congreso, canjearon por dinero en efectivo un total de 390 pasajes que no utilizaron durante el año pasado. En realidad, se ofreció el detalle general, pero lógicamente aquí se buscó a los representantes catamarqueños. El cuerpo senatorial en su conjunto muestra un total de 11.431 pasajes canjeados por dinero, que fue a parar a manos de 72 legisladores. Se precisa que “cada senador recibe 20 pasajes de avión y otros 20 de ómnibus al mes para viajar al destino de cabotaje que desee. Los pueden utilizar personalmente o dárselos a un asesor, familiar o amigo. Hay quien se lo otorga a algún militante o allegado de su distrito que necesita viajar y no tiene dinero. Pero muchos prefieren canjearlos por dinero en efectivo y complementar los $184.504,35 ($126.600,49 netos) que perciben como salario mensual. El canje les permite sumar hasta 91.140 pesos de sobresueldo”.

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Estos informes, que aparecen año tras año, despiertan siempre los mismos gestos de indignación, porque el sobresueldo se interpreta como una ayuda a todas luces innecesaria para los integrantes de un selecto grupo, que es de los mejores remunerados por dineros públicos. Pero hay dos aspectos bien distintos a considerar sobre la cuetsión. Primero, si nos ajustamos a la letra fría de las normas vigentes, lo que hacen los senadores no tiene nada incorrecto; es una posibilidad que se les ofrece y la toman: si resulta simpático o antipático es otra historia. Por otra parte, es un hecho evidente que no necesitan los pasajes que les ofrecen, de otro modo no habría tantos canjes. Si más de 11.000 pasajes son devueltos a cambio de efectivo, queda claro que su disponibilidad no dista mucho de un obsequio. Así planteadas las cosas, sin reproches a los senadores, bien podría ya revisarse esta onerosa gentileza. Cuando la marcha de la economía plantea asfixias monetarias en la mayoría de los hogares, quizás no sea el momento más propicio para derrochar fondos en los sectores más privilegiados.

3%
Satisfacción
3%
Esperanza
80%
Bronca
3%
Tristeza
0%
Incertidumbre
10%
Indiferencia

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