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miércoles, 27 de marzo de 2019 00:00
miércoles, 27 de marzo de 2019 00:00

Por estos días, a nivel internacional se sigue con interés una serie documental que plantea, a partir de testimonios de supuestas víctimas, la posibilidad de que el fallecido artista Michael Jackson haya mantenido durante años actividades pedófilas, sometiendo a niños a conductas aberrantes.


Ya en vida, Jackson había enfrentado procesos judiciales por las mismas acusaciones, y nunca quedó fehacientemente claro si el excéntrico cantante era un pervertido o una víctima de maniobras tendientes a quitarle dinero utilizando las más bajas injurias.
La verdad real y objetiva no está a nuestro alcance, pero sí se ha dicho suficiente como para sembrar una duda razonable, y esto genera en el público una contradicción fuerte, que puede proyectarse en otras personalidades.


Ocurre que Michael Jackson no era un artista más: dueño de un talento asombroso, se encumbró a límites desconocidos en la escena mundial. Y sus muchos fanáticos, íntimamente se niegan a atribuirle conductas deleznables.


Esto ocurre porque la admiración genuina no puede depositarse en personas cuya conducta deploramos abiertamente.
Salvando las distancias, lo mismo ocurrió aquí cuando un héroe popular como Carlos Monzón, fue señalado como femicida (antes de que el término existiera). 


Sus seguidores no aceptaban vincular esa conducta con el invencible campeón. Algo parecido sucedió en EStados Unidos con la estrella del fútbol americano O. J. Simpson, quien huía de la policía por una autopista tras un doble crimen, y la gente se congregaba en el camino... para alentarlo.


Cuesta congeniar una imagen cuando conviven en una misma persona capacidades extraordinarias y comportamientos despreciables, porque ese público anónimo que construye a las grandes figuras y las concibe ideales, siente que pierde algo propio cuando depositó tanto en el lugar equivocado.


El hecho es que ni los peores crímenes modifican los talentos que se hayan probado en determinadas actividades. 
En todo caso convendrá tomar como ejemplo a seguir a modelos más integrales, que por encima de cualquier habilidad, se manifiesten en cuestiones verdaderamente humanas y esenciales.

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Comentarios

27/3/2019 | 12:51
#149006
Los artistas en su apogeo, toman drogas salvo que no tengan varias actuaciones seguidas. Por otra parte, sus desviaciones sexuales que antes eran reprochables, hoy, salvo el caso de los abusadores de infantes, son, a regañadientes, aceptados por la sociedad. Locutores, metereologos, chismosos de la TV sopn homosexuales y lo son Legisladores, Gobernantes etc. Los MODELOS DEBEN SER LOS PADRES. No hay otra forma de que sigan tu ejemplo QUE DÁNDOLO. Buenos padres, buenos hijos. Buen árbol, buen fruto.

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