Es cierto que en contextos sociales y económicos como el actual, hay temáticas que, aunque importantes, pasan a un muy segundo plano y hasta pueden considerse un lujo inalcanzable. Una de ellas es la necesidad de conectividad aérea en el interior provincial.

Se sabe que el territorio catamarqueño es, además de muy extenso, irregular desde el punto de vista geográfico, con varios cordones montañosos que sortear para poder transitar entre una y otra localidad.

Si ya para el turista la cuestión de las distancias/complejidad del terreno/estado de los caminos puede ser desmotivante a la hora de emprender un periplo por algunos lugares de los departamentos, los pobladores que residen allí se ven en desventaja en situaciones de emergencia.

Basta imaginar el tiempo que demora una ambulancia que debe viajar desde Belén hasta la ciudad capital, cuestión agravada por los daños que sufrió La Cébila -principal ruta de acceso al Oeste-, y que obliga a los vehículos a recorrer tramos por La Rioja para acceder al Valle Central.

La Provincia cuenta con algunas aeronaves recuperadas y estaría en los planes oficiales adquirir una nueva, aunque habrá que ver si esto se concreta en medio del ajuste feroz que lleva adelante la Nación y que obliga al erario de Catamarca a hacerse cargo de subsidios como el de la luz que ya no paga la administración federal.

Pero además tiene las habilitaciones para explotar servicios aéreos comerciales. Algo que ya se aprovechó para brindar charters con los aviones provinciales.

Cuestión no menor es que en los últimos años se encaró un  plan de recuperación de las pistas de aterrizaje en las principales cabeceras departamentales.

Habría que mencionar, por último, los incentivos nacionales al mercado de las low-cost, alguna de las cuales podría llegar a suelo catamarqueño, lo que haría imprescindible complementar con tramos aéreos locales.

Si existen todos estos activos, ¿por qué no se rehabilitan los vuelos de cabotaje?

Falta la decisión política para buscar la manera de ofrecer una prestación que, aunque no es urgente, puede contribuir a crear muchas otras oportunidades de desarrollo.