Editorial

Irreparable

miércoles, 17 de abril de 2019 00:25
miércoles, 17 de abril de 2019 00:25

El incendio en la Catedral de Nuestra Señora de Paris, el icónico templo de Notre Dame, es una pérdida irreparable para la humanidad, que por la impiadosa acción del fuego vio consumirse en 60 minutos casi nueve siglos de historia.


La estructura que se desplomó el lunes con forma de cenizas, era estandarte de los parisinos y del catolicismo, pero superaba esa pertenencia natural para constituir parte del patrimonio universal.


Alrededor de 15 millones de personas la visitaban cada año, convirtiéndola en el destino turístico más famoso de toda Europa, y eso no responde a la casualidad.


Inmortalizada por la pluma de Víctor Hugo, escenario de la coronación de Napoleón Bonaparte como emperador, sede de la beatificación de Juana de Arco, cobijo de invaluables obras de arte, tesoro de construcciones originales del imperio romano, sobreviviente de bombardeos en guerras mundiales y cuna de acontecimientos únicos, de leyendas, de fe. Era un sitio único.
Aunque parte de la estructura de piedra sigue en pie, la catedral parisina ya no existe tal como la conoció el mundo.


Será reconstruida, lógicamente. Pero no será lo mismo, aunque materiales modernos imiten hasta el mínimo detalle de las maderas que dieron forma a la estructura que comenzó a levantarse allá por el año 1.100.


El turismo arqueológico apunta a los cimientos del edificio, donde se encuentra la cripta arqueológica de origen galo-romano, de más de 2000 años de antigüedad, descubierta entre 1965 y 1972, y que habla del pasado más lejano de la capital de Francia. 
Todo indica que se trató de un accidente mientras se realizaban tareas de refacción. Causa escozor que una obra que demandó 200 años de trabajo para levantarse haya caído en una hora.


Líderes mundiales reaccionaron alrededor del planeta, el Papa Francisco se pronunció sobre lo ocurrido, y también se motorizó una gran cruzada para recaudar fondos y así encarar los trabajos que llegarán cuando el humo se disipe.
Son loables los esfuerzos, pero nada reparará esta pérdida, que afecta a la cultura de la humanidad.
 

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