Con la tercera parte de la población hundida en la pobreza, cierre de fábricas y comercios todos los días, ajustes salvajes, endeudamiento descomunal ante el FMI, tarifazos que asfixian a millones de hogares y un drama social que sumergió al país en un escenario de angustia e incertidumbre, se anunció que el Presidente de la Nación daría a conocer medidas ante la crisis.

Sin embargo, los argentinos que tenían interés en conocer las decisiones oficiales, fueron testigos de un espectáculo lindante con el ridículo, una auténtica falta de respeto a los compatriotas que pasan hambre, que luchan por obtener un medicamento o por llevar sustento a su hogar.

Cada vez más artificial y vacío, con una actitud impostada y un escenario prediseñado, el Gobierno nacional presentó una especie de mensaje publicitario desde un hogar anónimo, en el que la máxima autoridad del país supuestamente mantiene un diálogo espontáneo con una señora anónima que le ofrece su apoyo.

Quizás se ha cruzado ayer el último límite de las puestas en escena del aparato de comunicación oficial que se sustenta con dinero de todos los argentinos, y que así como un día presentan al jefe de Estado viajando en un colectivo detenido lleno de actores, y otro le piden que se muestre enérgico y decidido, ahora vuelven a intentar dar una imagen de empatía con los que sufren.

Es directamente una burla y un gesto de subestimación al pueblo que está sufriendo, que un Presidente se dedique a esta clase de vodevil propagandístico, con un protagonista que prometió una serie de políticas que jamás cumplió, y aparece ahora con cara de circunstancia para lamentarse por los efectos de sus propias decisiones.

Ya que no han logrado acertar una medida que resuelva problemas o logre atenuar el padecer de millones de argentinos, al menos que comiencen a tomar con un poco más de seriedad el lugar que ocupan.

En estas horas, se hace imperativo un poco de respeto por los millones que sufren cada día los efectos de la promocionada “revolución de la alegría”.

No es realmente momento para shows ni para jugar con la gente. No es momento para estupideces de esta magnitud.