“La medicina es un humanismo”, solía repetir el médico más importante que tuvo la Argentina en su historia, uno de los máximos referentes mundiales de la cirugía cardíaca.

René Favaloro -de él hablamos, por supuesto- creía firmemente en que el paciente -es decir una persona enferma, a no olvidarlo- debía estar por encima de cualquier consideración material o de búsqueda de lucro del que ejerce una profesión que se presume, siempre, noble.

Quien salió del humilde barrio El Mondongo de La Plata para revolucionar su campo con el by-pass coronario, técnica que salvó incontables vidas, pudo quedarse en Estados Unidos y volverse rico, pero prefirió volver a su patria y crear una institución de clínica y formación médica que tuviera profunda visión humana. Un ámbito de terapéutica, investigación y enseñanza en salud a la altura de cualquier país industrializado. Logró su objetivo, aunque al final tuvo que entregar -literalmente- su vida para que el proyecto siguiera con pulso.

Una visión completamente diferente parecen tener muchos galenos catamarqueños, más preocupados por cómo obtener rédito de aquellos que acuden a su consulta, que en brindar una atención adecuada y honesta. Las noticias, en los últimos años, han sido pródigas en la revelación de algunas de las maniobras: desde órdenes truchas, pasando por el pedido innecesario de estudios complejos que termina financiando la obra social provincial. El cobro de plus es, sin dudas, el emergente máximo de esta manera de encarar el oficio. Como bien señaló ayer uno de nuestos columnistas dominicales, “todo sigue igual”, a pesar de las advertencias del Gobierno, las sanciones prometidas por Osep, la supuesta intervención del colegio profesional, la “preocupación” de los legisladores traducida en leyes contra esta práctica; la posibilidad de que la Afip se involucre por los pagos en negro. Nada cambió e incluso se acentuó: llegan a la Redacción denuncias de que se estaría pidiendo el desembolso total en efectivo de la consulta para que sea en el momento, o derivada a dos o tres días después si es con orden. Una innovación para sacarle más plata al paciente: calquier lector imaginará cuál es la decisión de la persona que precisa atención urgente de su doctor.

Parece no haber ganas/maneras eficaces de conjurar una práctica que, por lo que se ve, goza de buena salud e incluso gana en magnitud en estos tiempos de crisis.